q u i n c e (ii)

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Tras horas recogiendo, por fin Charlotte pudo decir que la planta baja de su humilde hogar estaba limpia de cristales. Suspiró mientras cerraba la bolsa de basura donde había tirado todo lo que se había roto. Se había prometido a sí misma no guardar rencor a Agust tras su tímida disculpa, pero era imposible no hacerlo cuando había roto prácticamente cada cristal de la casa. Marcos, ventanas, vasos... Charlie miró los armarios de la cocina. Al menos los platos de la vajilla seguían en pie.

Volvió a la sala de estar arrastrando los pies. Vio a Namjoon, que parecía estar aún dolorido, en el sofá, sentado, y prácticamente en la otra punta de la habitación, a Agust. Era como si estuvieran evitándose, pero como si a la vez fueran incapaces de echar un vistazo al otro para asegurarse de que seguía ahí. Charlie carraspeó para llamar la atención de ambos, que se giraron casi a la vez hacia ella.

—¿Todo bien? — preguntó la chica.

Agust enarcó las cejas. —Juzga por ti misma. —bufó.

—Ya decía yo que el buenrrollismo te duraba demasiado, Drácula. — rio con cierto sarcasmo el alquimista, que siguió con la mirada a Charlotte. Se sentó a su lado y le observó con detenimiento, como si a través de la tela de su ropa pudiera evaluar las heridas del alquimista. Estaba preocupada por él; a pesar de que ocultaba bien el dolor, el golpe que había sufrido fue bastante fuerte, y Nam era, fisiológicamente, un humano cualquiera. ¿Y si estaba herido de gravedad?

—Odio que me compares con una figura literaria tan estereotipada, gilipollas. — replicó el vampiro.

—¿Os dais cuenta de que estáis empezando a hablar como el otro...? — murmuró Charlie, entre contenta y sorprendida.

Agust tomó aire de la forma más teatralizada posible. Abrió la boca, inspiró profundamente y miró hacia el techo. —Voy a hacer como si no he escuchado eso. — Acto seguido, arrastró la única butaca de la sala de estar y la colocó enfrente de Namjoon y Charlotte. Se dejó caer en ella. Antes de que Namjoon enarcara las cejas y cuestionara lo que estaba haciendo el vampiro, se explicó: — Estoy esperando a que aparezca la policía. Algún vecino habrá llamado a emergencias al escuchar el ruido de los cristales rompiéndose.

Charlie hizo un gesto desavivado con la mano. — Bah, no te preocupes.

—¿Que no me preocupe? Perdona, pero estoy harto de hacerme cargo de la policía siempre que nos topamos con ella. — Sin quererlo, Agust levantó el tono de voz. No quería volver al punto de partida, así que decidió que lo mejor era hacer caso a Charlotte y no preocuparse por el tema.

—Es cierto. Es muy raro que la policía no haya venido por el ruido. —apuntó Namjoon, casi para sí mismo, pero siendo escuchado por el vampiro y la chica.

—Nadie vive por este barrio. — confesó Charlotte.

Era cierto: las casas, a pesar de tener su encanto, eran ya bastante antiguas, pequeñas y desfasadas para las familias de más de tres hijos que poblaban la ciudad; las carreteras estaban descuidadas y la mejor conexión con el centro era a pie; no había colegios, guarderías o lugares de trabajo por la zona... Era un barrio residencial prácticamente desierto.

—¿Mataste a los vecinos y los guardaste en el frigorífico? — bromeó Agust.

Sin embargo, no causó la reacción que esperaba. Charlie se quedó un momento en silencio, mirando hacia el suelo, pensativa. —No... — respondió, al fin, con un tono que tanto Agust como Nam definieron como dubitativo. El vampiro decidió no tirar del hilo.

— Bueno, — con desgana, el rubio suspiró. — creo que es hora de hacer un plan.

—Pensaba que ya tenías uno. — dijo el alquimista.

A+ Type » Namjoon, Suga; BTSWhere stories live. Discover now