Tener un esposo, tan perfecto, como Park Jinyoung es algo de otro mundo.
Si mi bebé pide el sol, las estrellas, la luna o cualquier cosa, yo, acataría su deseo. Soy, según Jackson, un "cabrón sometido", al igual que él.
¡Mi duraznito! Sí, porque es...
Leer aquella puta revista no hizo más que crear millones de escenarios, dentro de mi cabeza. Busqué por internet más de 20 test de "¿Tu esposo te engaña?" Y el 90% salió positivo, lo cual provocó una gran escena de llanto, digna de un drama coreano. Después de una hora, junto una gran porción de helado de menta, relajé mi mente observando vídeos en Youtube sobre Lorenzo Choi ¡El jodido tiene talento! Cinco horas, más tarde, ni siquiera advertí que el borrador estaba listo. Suspiré pensando en Jinnie ¡Sí! era, putamente, irresponsable, pero, en mi defensa, jamás he podido tener las manos lejos de Jinyoung, siendo capaz de mandar todo a la mierda por él.
Con gran determinación saqué mi móvil, quería saber de mi esposito; incluso, si solo era para insultos o maldiciones, esas en que tu polla jamás se vuelve a levantar.
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Estaba decepcionado, pues quería dormir con Jin y apoyar mi cabeza en su delicioso pecho. Hubiera dado mi colección de mangas, autografiados, por estar con él y ahora, no tenía nada; suspiré y reflexioné sobre los acontecimientos. Comencé a dibujar, gestando un proyecto nuevo, una gran historia de amor; en aquello me concentré, cuando los recuerdos comenzaron a golpear, nuevamente, la puerta. El día de nuestra boda, el mejor de toda mi jodida vida.
- ¡WOW! Esto debió costar una fortuna...- replicaba Jackson al ver el gran salón acondicionado, para la boda. La temática era "Cuento de hadas", pues me iba a casar con un hermoso príncipe.
