Tener un esposo, tan perfecto, como Park Jinyoung es algo de otro mundo.
Si mi bebé pide el sol, las estrellas, la luna o cualquier cosa, yo, acataría su deseo. Soy, según Jackson, un "cabrón sometido", al igual que él.
¡Mi duraznito! Sí, porque es...
Tres hermosos meses transcurrieron, luego de la confesión de Jinnie. Nuestra vida de casados cambió de forma drástica, el duraznito pasaba las 24 horas del día, prácticamente, conmigo y, a pesar de las peleas, reclamos y el "Modo perra del infierno", somos felices; veo la pancita de Jin y sonrío como idiota.
- Jaebeom, rehace la página 20- expuso Jinyoung, quien ahora es mi editor.
- ¿Jaebeom? No me gusta- indiqué, soltando un suspiro.
- Estamos trabajando, señor Im- alzó una ceja. El jodido equipo de dibujante se reía.
- No me gusta tu frialdad- bufé. Jin se acercó y juro que temí por mi polla.
- Señor Im, estoy embarazado ¿Sabe?- expresó frotando su vientre- Debe terminar el borrador. Necesito ir a casa, pues tengo un esposo y le adeudo mucho sexo ¿Comprende?- apretó la mandíbula con fuerza.
- ¡Terminaré, amo!-mi mano viajó a la velocidad de la luz. De hecho, perdí la noción de tiempo y espacio.
Aproveché la instancia y envié algunos mensajes a los cabrones de mis amigos. Principalmente, quería presumir a Hyunjin y Jinnie.
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