Capítulo 8: Descubierto.

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Cuando recuperé la conciencia mi cuerpo ya estaba completamente curado. Sentía algo áspero rodeando mi piel, y escuchaba sonidos a mi alrededor. Aún estaba atontado, por lo que no sabía  con exactitud que eran esos sonidos. Abrí los ojos bruscamente y  vi algo que me horrorizo. Aún estando mareado, pude comprender que me encontraba en una playa, llena de gente que se había congregado a mi alrededor.

 —Está despertando, tengan cuidado— Advirtió un hombre al verme abrir los ojos.

Me levante de repente  para ponerme en una posición que me permitiera defenderme. La chusma se asusto por mi súbita reacción y dio un paso atrás. Y para mi fortuna, no había ni rastro de dolor en mi cuerpo: estaba completamente recuperado.

—¿Que eres, chiquitito?— Preguntó una mujer mientras me acercaba una de sus manos lentamente, creo que era para acariciarme.

—El culpable de que pierdas la mano si te acercas un solo centímetro más— Le respondí entre gruñidos.

La gente estaba ahora horrorizada: Un “animal” podía hablarles cara a cara. Comenzaron a hacerme preguntas estúpidas: que clase de ser era, a pedirme opiniones sobre cual humana era más atractiva, querían incluso saber si comía gatos. No tenia idea de que era un gato, si la hubiera tenido les habría dicho que con gusto, que incluso podrían ofrecerme un empleo como catador de felinos. Aunque no se pongan celosos, siguen siendo las criaturas más deliciosas de este planeta. Probablemente sea por todos los químicos cancerigenos que se acumulan en sus cuerpos debido a esa dieta tan extraña que llevan. Pero escribí esto para hablar de mí, no para criticarlos, aunque he compartido la mayor parte de mi vida con ustedes, y debido a eso me es imposible no incluirlos (y denigrarlos en el proceso, no se lo tomen personal, pero son inferiores a un Morfius en casi todo. Solo nos ganan en el campo del mal gusto, deberíamos darles una medalla. Y luego devorarlos. Pero alégrense, tendrán una medalla.).

En un momento dado un hombre de edad media, bajito, con nariz aguileña, me preguntó de donde venia.
—No es de tu incumbencia— le dije mientras, debajo de  mi piel, desarrollaba unas púas retractiles, por si decidían abalanzarse en mi contra.

El hombre insistió con su pregunta sin mostrar siquiera un dejo de ira en su voz. Invente una historia sobre que era un experimento que había escapado de un laboratorio. A medida que hablaba ellos me nombraban países para que les confirmara de donde, así que dije que era ruso. Un muchacho me  acerco una botella de vodka para ver si era verdad que los rusos lo bebían todo el tiempo. No sé qué esperaba el tipo, pero levante la botella con la boca y la tire al aire. Cayó sobre la cabeza de un hombre  calvo, que aparto bruscamente a la gente. Con la calva sangrando por los vidrios rotos y ardiendo por el alcohol, se acerco con los ojos inyectados de sangre para, seguramente, darme una golpiza.

—Reza tus plegarias, animalito.— El tipo se crujió los nudillos.
—Querido dios de todos nosotros, cuida del alma de este pobre diablo, cuya vida ha sido limitada y sus acciones imprudentes. Ojala encuentre paz en aquel cielo que prometes—Estaba diciendo hasta que el hombre me interrumpió.
—Así me gusta. Diciendo tus últimas palabras— me miro a la cara el hombre, furioso, mientras el resto de la gente se apartaba de aquel mastodonte con rabia.
— No estaba rezando por mí—Le dije antes de sacar mi lengua y hacerle un tajo en la mejilla.

El hombre retrocedió, ya que aún estaba empapado en vodka y el tajo había sido bastante grande. También cerró uno de sus ojos por el ardor.  Aproveche la oportunidad y, recordando lo que el Alset me había contado de los machos humanos, le di un poderoso coletazo en las gónadas. El hombre cayo a la arena del dolor y la gente comenzó a apartarlo.

Supe que la gente no se atrevería a tocarme ahora que habían visto  como luchaba, así que  comencé a caminar en dirección al mar. “La plebe” se apartaba mientras yo caminaba tal como un rey hacía las agitadas aguas. Comencé a mojar mis pies en las olas cuando un hombre me agarro por la cola y me levantó sin realizar el más mínimo esfuerzo.
—Identifícate— me ordenó el hombre  mientras yo colgaba cabeza abajo.
—Experimento ruso M1— le dije, esperando que me soltara: no tenia ganas de luchar demasiado, solo quería volver al mar y encontrar algo que comer.
—Estás mintiendo, dí la verdad.—En ese momento, me sacudió— Identifícate— Me repitió de manera fría.
— La ira de Aigma caerá sobre ti si no me sueltas, engendro.— le advertí ,sabiendo que la gente no comprendería lo que es Aigma.
—Aigma. Eso significa que eres un Morfius. Declara tus intenciones en esté lugar.

Los ojos del cambio (Los nacidos de Aigma #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora