2. Tu Harry

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-Aquí es -dijo Annie al ver el número cuatro de Privet Drive. Aún recordaba cuando la visitó en quinto año.

Los tres avanzaron por el pequeño jardín que había. Annie alzó la mano y tocó la puerta.

-¿Por qué todas las casas son iguales? -preguntó Blaise.

-Cosas de muggles, supongo -respondió Annie. Esperaron unos segundos más hasta que la puerta fue abierta.

Harry estaba frente a ellos. Había cambiado desde la última vez que se vieron. Se veía más alto, y según Annie más guapo.

-Qué hay, Harry. Has pasar a tu novia antes de que comience a babear -se burló Blaise. Annie le dio un golpe mientras Harry sonreía. El azabache se hizo a un lado para dejarlos pasar. Cuando todos estuvieron dentro y la puerta se hubo cerrado, Harry tomó a Annie de la cintura y la besó. Ella sonrió divertida pero rodeó su cuello con sus brazos. Lo había extrañado.

Se separaron y juntaron sus frentes, sonriendo.

-Te extrañé -susurró Harry. Annie acarició su cabello.

-Yo también -respondió. Soprendida, se puso de puntas y dejó un beso en sus labios- creciste, Potter.

Harry bufó.

-¿Qué creías que no lo haría?

-¿Quieres que responda? -preguntó divertida. Harry rodó los ojos.

-Mejor vayamos con Theo y Blaise, mala novia -dijo Harry. Annie abrió la boca ofendida. El azabache sonrió y besó su mejilla para después guiarla hacia la cocina.

Theo y Blaise estaban sentados sobre los mesones, hablando.

-Creí que su saludo tardaría más -dijo Theo.

-Esta fue la primera parte -dijo Harry guiñándole un ojo. Annie puso los ojos en blanco. El azabache pareció recordar algo- ¿dónde está Issa?

-En la Madriguera. La llevaron por traslador hace unas horas -le respondió. El azabache asintió.

Hubo un rugido repentino y ensordecedor en algún lugar
cercano. Annie se enderezó y junto a los chicos sacó su varita. Los cuatro se aproximaron a la ventana para poder ver lo que sucedía.

La oscuridad pareció ondear, el aire mismo tembló. Entonces, una por una, empezaron a aparecer figuras a la vista cuando los Encantamientos Desilusionadores se iban alzando. Dominando la escena estaba Hagrid, llevando un casco y guantes y sentado a horcajadas en una enorme motocicleta con un sidecar negro adjunto. A su alrededor los demás estaban desmontando de escobas y, en dos casos, de esqueléticos y negros caballos.

Annie sonrió y salió rápidamente para encontrarse con sus amigos.

-¡Hermione! -exclamó emocionada y se lanzó a abrazar a su mejor amiga. Ambas rieron intentando no caer al suelo. Se separaron y a continuación abrazó a Ron.

-¡No esperaba a tantos! -exclamó Harry detrás de Annie.

-Cambio de planes, -gruñó Ojoloco, que sujetaba dos enormes sacos, y cuyo ojo mágico estaba girando del cielo oscurecido a la casa y el jardín con mareante rapidez-. Pongámonos a cubierto antes de hablar de ello.

Harry les condujo de vuelta a la cocina donde, riendo y charlando, se sentaron en sillas, sobre los brillantes mostradores. Annie pudo divisar a Sirius cuando la multitud se dispersó un poco y sonriendo se acercó a él.

-¡Papá! -exclamó sonriente abrazándolo. Sirius rió y la estrechó fuertemente.

-Cualquiera diría que me extrañaste -dijo divertido. Se separó de él y repasó a todos los que se encontraban ahí.

Annie y las Reliquias de la MuerteWhere stories live. Discover now