4. Un día ajetreado

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Annie se había dado una ducha por la mañana antes de que Hermione y Ginny despertaran. Trató de relajarse un poco con el agua tibia y despejarse. Cuando estuvo lista, se dejó el cabello mojado para sólo ponerse unos shorts y una blusa blanca ligera de tirantes, ya que hacía bastante calor.

Bajó a la cocina para encontrarse a Harry y Ron conversando en la mesa. Se tensaron un poco cuando entró a la cocina, para después relajarse. Annie se acercó a Harry abrazándolo por detrás.

-¿De qué hablaban? -preguntó. Harry echó su cabeza hacia atrás pidiéndole un beso que con gusto Annie le correspondió.

-De que mamá está intentando saber qué es lo que haremos, así que tengan cuidado -les advirtió el pelirrojo.

Y así fue cuando la señora Weasley le pidió ayuda a Annie para hacer el postre que se serviría en el almuerzo. Estaban ellas dos solas en la cocina, mientras Annie colocaba la masa de galletas con arándanos y nueces en las bandejas.

-Al parecer Ron, Hermione y Harry no volveran a Hogwarts el siguiente curso -mencionó como quien no quiere la cosa.

-Sí, así es -aceptó Annie suavemente.

-¿Y puedo preguntar por qué abandonan su educación?

Annie intentó calmarse.

-Es nuestra decisión, señora Weasley. Creo que en estos momentos, hay cosas más importantes que fingir que no está pasando nada y mantenernos en un colegio esperando a que los demás lo resuelvan, cosa que no harán -respondió paciente pero firme.

-¡Harry me ha dicho que tienen que hacer un trabajo que Dumbledore les encargó! Tal vez se confundieron y les hizo pensar que..

-Sabemos muy bien en lo que nos estamos metiendo y estamos asumiendo los riesgos, señora Weasley. No nos hará cambiar de opinión.

La señora Weasley suspiró.

-Bien, bien. Ya lo he captado. Por cierto, cielo, se ven deliciosas -alagó la pelirroja y Annie parpadeó confundida.

Los días siguientes, la señora Weasley los mantuvo lo más ocupados posible, para que no pudieran hablar entre ellos, obviamente Annie lo notó.

Después de dos días de limpieza de la casa, de multitud de favores, de flores que recogían y emparejaban con la gnomización del jardín y de ayudar a la señora Weasley con las extensas preparaciones de comida para la boda, Annie se estaba hartando de no poder hablar con sus amigos. ¡Ni siquiera podía hablar con Theo, Blaise o Issa! En esos momentos, por lo menos estaba Harry ayudándola en la cocina con la comida. Al parecer la señora Weasley no se percató de que los había puesto en la misma tarea.

-Estoy cansada -le murmuró Annie mientras cortaba unas verduras.

-Lo sé yo igual -respondió y ambos se callaron y separaron rápidamente cuando escucharon la voz de la señora Weasley.

A la hora de la comida todos estaban reunidos en el comedor. Molly levitaba los platos sucios hacia el fregadero mientras cortaba la tarta de manzana.

(...)

-¿Hay reunión? -saludó Annie entrando a la habitación de Ron. Observó como Hermione estaba rodeada por enormes pilas de libros y Crookshanks caminaba de aquí a allá.

-Algo así -le respondió Harry estirando su brazo en su dirección. La castaña tomó su mano y el azabache la guió a su regazo, donde Annie se sentó.

-¿Cuántos libros has traído? -le preguntó Annie.

-Creo que unos treinta -respondió Hermione consultando una lista. Harry parpadeó sorprendido- ¿tú?

Annie y las Reliquias de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora