15. La pelea

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Hermione se abalanzó sobre el pequeño bolso bordado, esta vez hundiendo el brazo dentro de él justo hasta la axila.

-Aquí... lo... tengo... -dijo con los dientes apretados, y tiró de algo que evidentemente estaba en el fondo del bolso.

Paulatinamente, pudo verse el borde de un recargado marco de cuadro. Harry se apresuró a ayudarla. Mientras levantaban el vacío retrato de Phineas Nigellus para sacarlo del bolso, lo mantuvo apuntado con la varita, lista para conjurar un hechizo en cualquier momento.

-Si alguien cambió la verdadera espada por la falsa mientras estaba en la oficina de Dumbledore -jadeó, mientras apoyaban la pintura contra un lado de la tienda-, ¡Phineas Nigellus debería haber sido testigo, esta colgado justo al lado de la vitrina!

-Qué gran idea -dijo Annie acercándose.

-¿Phineas Nigellus? -dijo Hermione otra vez-. ¿Profesor Black? Por favor... ¿Podemos hablar con usted? ¿Por favor?

-Decir por favor siempre ayuda. -dijo una fría y sarcástica voz, y Phineas Nigellus se deslizó dentro de su retrato. Al instante, Hermione gritó: -¡Obscuro!

Una venda negra apareció sobre los inteligentes ojos oscuros de Phineas Nigellus, provocando que se golpeara contra el marco y gritara de dolor.

-¿Qué... cómo te atreves... quién eres?

-Lo siento mucho, Profesor Black, -dijo Hermione-. ¡Pero es una precaución necesaria!

-¡Remueve este tonto aditamento enseguida! ¡Quítalo, te he dicho! ¡Estás arruinando una gran obra de arte! ¿Dónde estoy? ¿Qué está ocurriendo?

-No importa donde estamos -dijo Harry, y Phineas Nigellus se congeló, abandonando los intentos de quitarse la venda pintada que le cubría el rostro.

-¿Será posible que esa sea la voz del huidizo señor Potter?

-Tal vez -dijo Harry, sabiendo que esto mantendría a Phineas Nigellus interesado-. Tenemos un par de preguntas que hacerle... acerca de la espada de Gryffindor.

-Ah -dijo Phineas Nigellus, ahora volviendo la cabeza de un lado a otro en un esfuerzo por tratar de obtener un vistazo de Harry-. Si. Esa tonta chica actuó muy imprudentemente...

-No hable así de mi hermana. -dijo Ron bruscamente.

-¿Quién más está ahí? -preguntó, girando la cabeza de lado a lado-. ¡Tu tono me desagrada! La muchacha y sus amigos fueron extremadamente temerarios. ¡Robarle al Director!

-No estaban robando -dijo Harry-. La espada no es de Snape.

-Pertenece al colegio del Profesor Snape -dijo Phineas Nigellus-. ¿Qué derecho tiene exactamente la joven Weasley sobre ella? ¡Se merecía el castigo, tanto como el idiota de Longbottom y la rareza de Lovegood!

-¡Neville no es un idiota y Luna no es una rareza! -dijo Annie.

-¿Cómo castigó Snape a Ginny, Neville y Luna? -preguntó Harry con apremio.

-El Profesor Snape los mandó al Bosque Prohibido, a hacer algún trabajo para el idiota de Hagrid.

-¡Hagrid no es un idiota! -dijo Hermione estridentemente.

-Y seguro que Snape pensó que eso era un castigo -dijo Harry-. Pero Ginny, Neville y Luna probablemente pasaron un rato agradable con Hagrid. El Bosque Prohibido... han pasado por cosas mucho peores que el Bosque Prohibido, ¡vaya cosa!

-Lo que realmente queríamos saber, Profesor Black, es si ¿alguien más, um, por alguna razón, ha sacado la espada? ¿Tal vez se la llevaron para limpiarla o... o algo?

Annie y las Reliquias de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora