24. Malfoy Manor

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Annie intentaba regular la respiracion al mismo tiempo que la empujaban por un camino y observó unas rejas de hierro al final.

Uno de los Saqueadores avanzó hacia las rejas y las sacudió.

-¿Cómo entramos? Están cerradas, Greyback, no puedo... ¡Caray!

Apartó las manos asustado. El hierro se estaba retorciendo, doblándose para pasar de los abstractos rollos y espirales a una cara espantosa, que habló en una voz metálica y retumbante:

-¡Declara tu propósito!

-¡Tenemos a Potter! -rugió Greyback con triunfo-. ¡Hemos capturado a Harry Potter!

Las verjas se abrieron.

-¡Vamos! -le dijo Greyback a sus hombres. Movieron a los prisioneros por las rejas y por el camino, entre altos setos que amortiguaban sus pasos. Annie sólo observaba como la cicatriz de Harry parecía doler.

-¿Qué es esto? -dijo la voz fría de una mujer.

-¡Estamos aquí para ver a El-que-no-debe-ser-nombrado! -raspó Greyback.

-¿Quién eres tú?

-¡Sabes quién soy! -hubo resentimiento en la voz del
hombre lobo-. ¡Fenrir Greyback! ¡Hemos atrapado a Harry Potter!

Greyback agarró a Harry y lo arrastró hacia la luz, forzando a los otros prisioneros a arrastrase con él.

-Lo sé, está hinchado, señora, ¡pero es él! -apuntó Scabior-. Si lo mira un poco más cerca, verá su cicatriz. Y esta aquí, ¿ve a la chica? Es la novia de Potter. No hay duda de que es él, ¡y también tenemos su varita! Aquí, señora...

Annie observó a Narcissa Malfoy examinando a Harry.

Scabior le pasó la varita de endrino que Ron le había dado. Ella levantó las cejas.

-Traiganlos dentro -dijo.

Annie, Harry y Ron fueron empujados dentro. La castaña sólo pedía por que Edward y Hermione estuviesen bien.

Fueron empujados a golpes por los amplios escalones de piedra hasta llegar a un vestíbulo con retratos alineados.

-Síganme -dijo Narcissa, encabezando la marcha por el pasillo-. Mi hijo, Draco, está en casa por las vacaciones de Semana Santa. Si ese es Harry Potter, él lo sabrá.

Annie sintio una oleada de alivio al escuchar el nombre del rubio, pero a la vez preocupada por él.

El salón deslumbraba después de la oscuridad exterior; incluso con los ojos casi cerrados, Annie podía
distinguir las amplia proporciones de la habitación.

Una lámpara de araña colgaba del techo, había más retratos en las paredes de color morado oscuro. Dos figuras se levantaron de sus sillas situadas enfrente de una recargada chimenea de mármol cuando los prisioneros fueron introducidos a la fuerza en la habitación por los Saqueadores.

-¿Qué es esto?

La espantosamente conocida y arrastrada voz de Lucius Malfoy llegó a los oidos de Annie.

-Dicen que tienen a Potter -dijo la fría voz de Narcissa-. Draco, ven aquí.

Annie se giró y observó al rubio que se levantaba lentamente.

-¿Bien, Draco? -dijo Lucius Malfoy. Sonaba ávido-. ¿Lo es? ¿Es Harry Potter?

-No puedo... no puedo estar seguro -dijo Draco. Estaba manteniendo las distancias con Greyback, y parecía tan asustado de mirar a Harry

Annie y las Reliquias de la MuerteWhere stories live. Discover now