22. Las Reliquias de la Muerte

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Había una vez tres hermanos que viajaban al atardecer por un camino solitario y sinuoso.

-A medianoche, mamá siempre nos lo contaba así -dijo Ron, que había extendido los brazos detrás de la cabeza para escuchar.
Hermione le lanzó una mirada de enfado.

-¡Lo siento, creo que es más espeluznante si es medianoche! -dijo Ron.

-Sí, porque necesitamos realmente un poco más de terror en nuestras vidas -dijo Harry antes de poder contenerse.

Xenophilius no parecía prestar mucha atención, sino que miraba fijamente el cielo a través de la ventana.

-Continúa, Hermione.

-Con el tiempo, los hermanos alcanzaron un río demasiado profundo para vadearlo y demasiado peligroso para cruzarlo a nado. Sin embargo, estos hermanos habían aprendido las artes mágicas, y con el sencillo ondear de sus varitas hicieron aparecer un puente sobre el agua traicionera. Iban ya por la mitad del puente cuando encontraron el paso bloqueado por una figura encapuchada. Y la Muerte les habló...

-Perdón -interrumpió Harry-, pero ¿La Muerte les habló?

-¡Es un cuento de hadas Harry!

-De acuerdo, lo siento, sigue.

Y la muerte les habló. Estaba enojada por que le hubieran sido escatimadas tres nuevas víctimas, ya que los viajeros normalmente se ahogaban en el río. Pero La Muerte era astuta. Fingió felicitar a los tres hermanos por su magia, y dijo que cada uno de ellos había ganado un premio por haber sido lo suficientemente listos como para engañarla.

-Así el hermano mayor, que era un hombre combativo, pidió la varita más poderosa que existiera, una varita que ganara siempre en los duelos para su dueño, ¡una varita digna de un mago que había vencido a la Muerte! Así que La Muerte cruzó hasta un viejo árbol de Sauco en la ribera del río, dando forma a una varita de una rama que colgaba, y se la entregó al hermano mayor.

-Entonces el segundo hermano, que era un hombre arrogante, decidió que quería humillar a La Muerte todavía más, y pidió el poder de resucitar a los muertos. Así que la Muerte recogió una piedra de la orilla del río y se la dio al segundo hermano, y le dijo que la piedra tenía el poder de traer de vuelta a los muertos.

-Entonces la Muerte preguntó al tercer y más joven de los hermanos lo que quería. El hermano más joven era el más humilde y también el más sabio de los hermanos, y no confiaba en La Muerte. Así que pidió algo que le permitiera marcharse de aquel lugar sin que la Muerte pudiera seguirle. Y la Muerte, de mala gana, le entregó su propia Capa de Invisibilidad.

-¿La Muerte tenía una Capa de Invisibilidad? -Interrumpió Harry de nuevo.

-Así puede acercarse sigilosamente a las personas, -dijo
Ron-. A veces se aburre de correr tras ellos, agitando los brazos y chillando... lo siento Hermione.

Annie escondió una risa.

La Muerte se apartó y permitió a los tres hermanos continuar su camino, y así lo hicieron, charlando asombrados sobre la aventura que habían vivido, y admirando los regalos de La Muerte. En su debido momento los hermanos se separaron, cada uno hacia su propio destino
El primer hermano viajó durante una semana más, y alcanzó un pueblo lejano, acompañando a un camarada mago con el que tuvo una riña. Naturalmente con la
Varita de Saúco como arma, no podía perder en el duelo que seguiría. Dejando al enemigo en el suelo el hermano mayor avanzó hacia la posada, donde alardeó
en voz alta de la poderosa varita que le había arrebatado a la Muerte, y de como ésta lo hacía
invencible. Esa misma noche, otro mago se acercó sigilosamente al hermano mayor que yacía, empapado en vino, sobre la cama. El ladrón tomó la varita y para más seguridad, le cortó la garganta al hermano mayor. Y así la Muerte tomó al primer hermano para sí.

Annie y las Reliquias de la MuerteWhere stories live. Discover now