capitulo 10 final primer arco

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Sé podía decir que se desmayó, pero no por el cansancio si no por el shock que sufrió al ver como su cuerpo no paraba de emitir sensaciones placenteras. Sin olvidar que era virgen o su cuerpo real lo era, porque virgen, pero con hijos no sonaba cierto.

Se despertó en medio de la noche, su cuerpo estaba limpio, sin embargo sentía mucha sed. Lo que no imagino fue que al moverse su compañero se lanzó como un carnívoro a su presa.

Por su falta de ropa solo basta unos movimientos para que los dos cuerpos quedasen unidos nuevamente, quería replicar no obstante de su voz solo salían sonidos húmedos. Pese a ello la fiebre que antes lo tenía en un pulso similar a su compañero se había apagado, por lo que solo sucumbió al sueño.

Desde ese momento sabía que no le interesaba si fue un arreglo para devolver suerte, una parte de si amaba verdaderamente a la persona que estuvo con él. Aunque no fuese real él lo recordaría con amor.

A la mañana siguiente se despertó bastante tarde. Pronto sería la hora del almuerzo por lo que pudo ver en el reloj. Se mueve buscando a su compañero.

Notando que esta completamente solo. Decide probar suerte al levantarse, y lo consigue solo tiene un leve malestar en la columna.

Recordando la hora se alista y sale a buscarlos en el comedor del hotel. Donde como sospecho estaban los tres jugando, o era así hasta que uno de sus hijos lo vio y corre para abrazarlo. Por un segundo él sintió la preocupación, pero fue innecesario, ya que fueron detenidos y cargados por Hang Qiang.

Por unos segundos se alegró de ser omega, pero también miro con rabia a Han Qiang, mismo que noto la señal y parecía comprenderla mandándole una sonrisa picara.

—La comida no nos gustó, mamá barbacoa — sentencio Han Ming mientras lo veía de manera coqueta.

Wang Ping Ju sabía que el problema no estaba en la comida, sino que sus hijos querían una barbacoa ella por su mamá.

Han Qiang entendió a sus hijos y le pregunto algo meloso —: ¿puedes?

El aliento cerca le hizo rememorar los acontecimientos de la noche pasada por lo que su cara se torna rojiza.

—Si mis hijos quieren barbacoa la haré — contesto empujando a Han Qiang, mismo al que se lo notaba lo feliz que estaba.

Un adulto y dos niños asintieron al mismo tiempo.

Para alegría de Wang Ping Ju el resto del viaje fue muy tranquilo. Solo jugaban, salían y se divertían con sus hijos en las actividades programadas.

Claro restando las ocasiones en las que Han Qiang intento crear oportunidades para estar a solas, misma que no consiguió. Aunque ello no hizo perder el encanto del viaje.

Al volver fueron recibidos muy cálidamente, tanto que Wang Ping Ju deseaba llorar, antes no era bien recibido en ninguna parte, pero en esta ocasión hasta el más frío de la casa: Han Fei, los recibió con una sonrisa. Iba dirigida en especial a sus nietos, ya no era joven, pero oír a los niños le producía alegría.

Días después de volver se enteró por el sistema que la protagonista fue golpeada de manera cruda en todo el cuerpo, no murió, pero su rostro no era algo que pudiese repararse.

También el sistema le proporciono información en la que denotaba que su misión se terminaría en tres años. Al principio se sintió ansioso, pensaba que en tres años ya dejaría a su familia y ello le hacía doler el corazón, no obstante intento vivir feliz los tres años.

Gracias al sistema pudo enterarse de que la antigua protagonista entro en el mundo de las drogas intentando vivir más tiempo en las alucinaciones donde ella vivía un final feliz, solo que ello siempre le duraba menos de lo que deseaba y volvía a la oscura realidad.

Halo de suerte, sistema engañoso (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora