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Algunos sueños pueden generar la duda en nuestra mente por lo reales que llegan a ser, más incluso cuando, aún despierto, te preguntas si realmente fue un sueño o la realidad. Ese pensamiento no dura demasiado cuando te ves en pijama dentro de tu cama y ves la hora que es; signo de que no ha sido más que un sueño demasiado cercano a la realidad. El subconsciente creando maquetas en nuestros sueños.

He llegado a tener sueños en los que soy perseguido por algún ente, ya sea con forma humana o no; de sentir el horror pegado a mi espalda mientras corro y busco un lugar donde esconderme. Incluso he llegado a sentir estrés porque a veces se me dificultaba el correr, como si pies fueran de plomo o caminara por fango. Otros sueños, más agradables, han sido más fantástico; como el volar o poder saltar a grandes alturas, de llegar a sentir incluso el cosquilleo en el pecho por el vértigo. También los hay más cotidianos y los que se acercan más a la realidad; incluyendo personas que conocemos, fusiones de varias en una sola e incluso personajes anónimos. Podemos soñar incluso con lares faltos de detalles, pero es la primera vez que sueño con algo como esto.

La falta de detalle no es que llegue a ser una preocupación, porque, a pesar de no haber absolutamente nada a mi alrededor, lo que de verdad me inquieta es sentir que realmente estoy ahí. Que mi cuerpo no descansa en la cama de TaeHyung y de verdad estoy caminando por un sendero indefinido que hiela mis pies descalzos. No puedo ver nada a uno o dos metros de mí, pero sí veo mis pies y manos, los cuales muevo para cerciorarme más de que todo parece real pues llego a sentir incluso el peso y el esfuerzo que ejerzo en mis articulaciones. No obstante, me detengo cuando veo mi palma derecha con esa herida que antes de dormir me he hecho. Está roja, reciente y hasta diría que puedo sentir el escozor aún. Cuando la muevo una vez más, me fijo en el halo que dejo con el mismo movimiento, como si pudiera ver a cámara lenta pero al mismo tiempo todo transcurre en tiempo normal; el tiempo no está detenido ni parece que va a detenerse. Cuando doy unos pasos más ignorando lo demás, me fijo en el objeto que está tirado en el suelo.

Lo recuerdo perfectamente, es el anillo que YuGyeom robó para mí y que pertenece al chico que me gusta. Sin dudar, lo guardo en el bolsillo de mi pantalón deportivo y continúo en línea recta, encontrando en esta ocasión mi camiseta de Iron Man y que también me llevo. Por extraño que parece, a medida que avanzo, no dejo de encontrarme con esos objetos que tenía atado a mi mano antes de dormirme, pero el hecho de que esté todo esparcido por ese espacio sin forma me produce inquietud. Como si algo o alguien estuviera jugando conmigo y obligándome a encontrar todas las piezas. Cuando por fin tengo todo y más adelante encuentro un extremo de lo que parece un lazo negro, camino hasta él y lo agarro. Recuerdo que los lazos que TaeTae y yo usamos no eran tan largos, sin embargo, ese lazo negro, y el cual me representaba, es más largo de lo que creo en un primer momento. Lo voy recogiendo cuando avanzo para llegar a ver el final, pero no es un final lo que encuentro cuando doy con el otro extremo, éste está atado por otro extremo más, en este caso por un lazo rojo.

El corazón parece desbocar a medida que sigo avanzando y el lazo que recojo ahora es rojo. Lo siento tan largo e interminable que no dudo en mirar hacia atrás pero sigo sin ver nada. Siento que ya no hay marcha atrás y por ese mismo motivo continúo, pensando que el pesado sueño no debe de durar mucho antes de poder despertarme. Y estoy en lo correcto, un extraño impulso agita mi cuerpo, como si el lugar donde me encuentro se viera amenazado por destruirse. No me detengo, mis deseos de poder salir de aquí y despertar me animan a seguir y es por eso que camino con más brío y sin dejar de recoger el lazo rojo. Llego a sentir incluso que ya no lo recojo del suelo sino del mismo aire. Mi garganta se seca y comienzo a temblar, ahora no soy yo quien recoge el lazo, por si solo parece tirar del mío y me obliga a continuar. Mis pies dejan de sentir la sequedad del suelo y en cambio el frío aumenta y hasta humedece, mis pies salpican con cada paso que doy, siendo consciente de que es agua porque no tardo en sentirlo incluso cayendo sobre mí. La inestabilidad aumenta al sentir otra fuerte sacudida y cuando comienzo a correr por el terror que me inunda, tropiezo con algún objeto desconocido y caigo.

The Little( ̶B̶i̶g̶) Cookie [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora