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Días después de la reunión con la señora Im, tanto Jimin como yo volvimos a nuestra vida de siempre. Mientras yo seguía yendo a clases y a veces quedaba con mis compañeros, Jimin continuaba con su rutina laboral. Días corrientes hasta que mamá llamó para concertar otra reunión en la cual conoceríamos al famoso hipnólogo.

Pero para eso, aún queda un poco.

— Quince minutos.

Prometiendo que volvería en quince minutos, corro fuera del apartamento y llamo a la puerta del vecino. Desde el día que Jin hyung trajo al perrito, no hubo día que no los visitara, de hecho, me encantaba ir a pasear con ellos y con el perro. Gracias a eso mis días en casa son más entretenidos ya que Jimin no suele dejarme salir demasiado con mis amigos. Supongo que por lo que pueda pasar.

En cierta forma entiendo que se sienta un poco responsable de mí.

— ¡Buenas tardes, Kookie! —Jin es quien abre la puerta y me deja pasar sin siquiera preguntar el porqué de mi visita. No es necesario cuando vengo casi todos los días.

— Hola, hyung —le sonrío y mi sonrisa se ensancha aún más cuando veo al caniche marrón jugando con YoonGi—. ¡Holly! —el perro, en cuanto me ve, salta de los brazos de YoonGi y comienza a brincar esperando que lo tome en brazos. En cuanto lo hago, me llena la cara de babas.

— Aún no sé si yo soy su padre o lo eres tú —comenta YoonGi enternecido por la escena.

— No seas, bobo, el papá eres tú —el más bajo se levanta del suelo y se acerca a Jin para darle un beso en los labios—. Kookie es el tío, ¿verdad? —Jin pasa su brazo por la cintura de su pareja y ambos me miran jugar con el perrito.

— Hyung, ¿ya lo han sacado? —YoonGi niega en respuesta— ¡¿Podemos sacarlo ahora?!

— Quería tomarme un café antes, pero está bien, puedo tomarlo luego —va directo a la entrada y agarra la correa. En cuanto el perrito escucha el tintineo de esta, brinca de mis brazos y va corriendo hasta YoonGi para que le coloque la correa.

— ¿No vienes, Jin hyung?

— Me temo que hoy no, tengo que adelantar trabajo para mañana —cruje su cuello y va directamente a la mesa del comedor donde tiene su portátil encendido y un montón de papeles regados a su alrededor.

— Vamos, Kookie —me apresuro en ir hasta YoonGi y ambos salimos al rellano, momento en el que recuerdo a Jimin y sus "quince minutos".

Oh, mierda.

— Hyung...

— ¿Sí? —se voltea después de llamar al ascensor.

— Acabo de recordar que no puedo ir.

— ¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Jimin te ha castigado?

— No, no, es que debemos salir y he olvidado que sólo tenía quince minutos —suelto apenado mientras observo al perro agitar su cola rápidamente porque el ascensor ya ha llegado y se cuela en su interior—. ¡Lo siento, hyung!

— No pasa nada, mañana me acompañas, ¿sí? —asiento y agito mi mano para despedirme.

Suelto un suspiro afligido porque de verdad tenía muchas ganas de ir a pasear con YoonGi y Holly, pero supongo que mañana tendré la oportunidad. Ahora tenemos un asunto más importante y aunque suene extraño, esta es la primera vez que no me siento asustado o con nervios, muy por el contrario a Jimin que, siempre que vamos a algún lugar con la señora Im, es todo nervios.

En días así suele hablar muy poco, sólo lo necesario, mientras que, seguramente, se pierde en sus pensamientos imaginando qué cosas y el desenlace de ellas. Es como una aventura que siempre desencadena en lo mismo pero su travesía siempre cambia y nos muestra diferentes parajes y sensaciones. A veces, conocemos a personas nuevas, unas más gratas que otras; que ayudan o lo enrevesan todo aún más. Pero al fin y al cabo, necesarias o no, siempre nos allanan más el terreno para poder llegar hasta nuestro objetivo.

The Little( ̶B̶i̶g̶) Cookie [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora