12

2.2K 342 358
                                    


Durante horas me he preguntado cómo una simple herida puede esconder tanto. A veces hablamos de las cicatrices, hablamos de metáforas sobre experiencias que nos han dejado marca; sucesos que toman un antes y un después en nuestros recuerdos y que, cada vez que vemos esa herida cerrada, volvemos por un momento a ese lugar, al tiempo justo de cuándo sucedió. Volvemos a recordar por qué ocurrió y si estuvimos solos o acompañados. Hablamos de cicatrices como si habláramos de experiencia, tanto del miedo como del accidente; como un golpe provocado en el rostro o un niño que tropezó jugando. Una herida abierta sólo es la primera etapa del proceso, cuando más duele pero la más importante, cuando debemos aprender. El resto de etapas es aceptar y dejar que las heridas cicatricen para llevarlas con nosotros por siempre.

Cuando cierro mi mano es como si nada hubiera pasado, todo a mi alrededor no es más que una alucinación, algo etéreo, pero cuando la vuelvo abrir todo se vuelve opaco, palpable, y entonces recuerdo que la marca es real y que sigue en mi mano, que por mucho que la esconda no ayuda en nada. Y quizá estoy alargando mi etapa de aceptación y por eso la herida parece no querer sanar como debería.

Después de recibir una regañina por parte de mi madre porque no he dejado de mover la mano ni un sólo segundo, por fin le doy más facilidad y termina por limpiar la herida. Me pide que no la oculte, que de esa forma tarda más en secar, así que simplemente aparto la mano.

— ¿Cómo están yendo las cosas? ¿Te está dando mucho problema? —Jimin la mira al mismo tiempo que niega, omitiendo las pequeñas disputas que hemos tenido hace unos días— Siempre puedes llamarme cuando necesites darle un toque de atención y no te atrevas.

— Oh, no es necesario, señora Jeon —vuelve a negar aunque esta vez lo hace con sus manos, como si mi madre no hiciera más que exagerar todo—. En realidad me ayuda en varias cosas —me mira por un momento con una leve sonrisa—. Cuando trabajo y se queda solo, suele limpiar y recoger un poco, incluso anoche lo pillé haciendo la cena subido en una silla —ríe, lo hace igual que anoche al encontrarme tal y como dice, claro que la primera impresión le hizo mucha más gracia y el recuerdo ya no es para tanto.

— Deberías tener cuidado, ¿qué pasa si te ve su hermano?

— Dijo que saldría a tomar algo —me intento defender, aunque no sé de qué. O sea, ¿qué hay de malo con que haga la cena? Estoy harto de cocinar, sé lo que hago y por tener las piernas cortas no cambia nada, sólo necesité una silla y listo.

— De todas formas ten cuidado. Por cierto —se dirige ahora a Jimin—, ¿qué dice tu hermano sobre esto? Supongo que no le has contado la verdad.

— Le dije... le dije que era mi hijo —oculta su rostro bajo su mano al sentirse un poco avergonzado.

— ¿Qué edad tienes?

— Veinticuatro.

— Bueno... podría ser creíble.

— Se lo ha tragado de lleno —digo aún sintiendo el mismo asombro que la primera vez.

— Vaya, tu hermano debe tener mucha fe en ti como para no poner en duda tu palabra —ríe y él suspira sabiendo que es cierto pero que quizá eso sea un problema cuando todo acabe y deba contarle la verdad.

Que mi madre haya venido a hacerme una visita y a contarme un poco lo que pasa en casa, está muy bien, estoy contento de poder tener noticias sobre mi hermana incluso de TaeTae, pero que no hable del tema más importante me está poniendo de los nervios y por eso me doy el lujo de interrumpir su conversación.

— ¿Tienes noticias nuevas? —mi madre se detiene en su historia que pronto ha comenzado a contarle a Jimin y guarda silencio mientras me mira— ¿Algo nuevo?

The Little( ̶B̶i̶g̶) Cookie [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora