James y Jane en el mes de febrero.

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Vivir el catorce de febrero en Hogwarts era un martirio para todo aquel que no encontraba el día del amor y la amistad como algo esplendoroso. Desde el minuto en el que los estudiantes se levantaban de la cama podían escuchar melosas melodías que se reproducían en las salas comunes y sus decoraciones eran tan rosas y rojas que harían a cualquiera tener un mal sabor de boca; el comedor no era diferente, durante todo el desayuno las cartas en forma de corazones volaban de un extremo a otro y a la hora del correo era una infesta de aves llevando ramos de todo tipo de flores y cajas llenas de chocolates.

James y Jane se encontraban en la mesa de Gryffindor junto con sus primos Fred y Dominique, los cuatro siendo de la misma edad siempre fueron inseparables y a pesar de ser familia eran los mejores amigos del otro. La pelirroja francesa se encontraba radiante esa mañana, solo despertar pudo ver en el baúl al extremo de su cama al menos cinco osos de peluche y varias cajas de chocolate, mientras se servía una tostada le llegaron varias cartas de parte de la mitad de alumnos de Hogwarts proclamándole su amor. 

—No lo entiendo —dijo James con una expresión frustrada— ¿por qué no me ha llegado nada?

—Tal vez es porque tu encanto desapareció y todos logran ver ahora lo insoportable que eres.

—¡No es gracioso, Jane! —exclamó mientras ella y sus primos reían— ¡Incluso a Albus le llegaron un par de cartas! ¡A Albus!

—No te sientas mal, James —dijo Lucy uniéndose a la mesa mientras se comía un chocolate de la caja que cargaba— de todas formas nunca haces caso a las declaraciones de amor, ¿chocolate?

—Pero me hacen sentir bonito —gruñó y negó el chocolate— ¿verificaste que no tuvieran Amortentia?

Lucy dejó de masticar para verlo a los ojos de manera asustada y salió corriendo del comedor, probablemente para ir a la enfermería, no era la primera vez que alguien intentaba hechizarlos con esa poción, todos querían ser de alguna forma parte de su familia. Los cuatro se quedaron entonces solos de nuevo mientras cada uno de ellos tenía amontonado una pila de cartas y regalos como era costumbre en esa fecha, excepto James, que normalmente era el que más tenía entre los hombres por alguna extraña razón no había recibido nada.

—Es oficial —dijo Fred pasando su brazo sobre el hombro de su primo— ¡Has perdido el encanto!

—Eso solo quiere decir una cosa —sonrió Dominique— ¡Este año soy la ganadora!

—¡No tan pronto! —exclamó James viendo a su hermana— Jane tiene más sino la misma cantidad de cartas que tu, ¡ella va a vengarme!

—Ni lo sueñes —contestó enseguida— saben que no me gusta la competencia que hacen cada año jugando con los sentimientos de estas personas.

—¡Oh Janie! —exclamó Dominique ganando una mala mirada de la mencionada— solo lo dices porque pierdes por un arreglo cada año.

—¡Nunca he participado en su concurso!

—¡Vamos, Jane! —rogó James— Los Potter nunca perdemos, déjame al menos contar la pila de cada una.

Jane rodó los ojos con frustración mientras James le arrebató los regalos a la par de que Fred hizo lo propio con los de Dominique. Sus rostros tenían una expresión de concentración que nunca antes las chicas habían visto en ellos, excepto cuando se juntaban para organizar un plan de escape para una broma que elaboraban por días, ambas primas intercambiaron una mirada cansada, aunque Dominique ocultaba su emoción por la expectativa a conocer a la ganadora del concurso. Cuando por fin terminaron, James y Fred se vieron a los ojos creando un ambiente tenso entre ellos y la francesa, contando mentalmente acordaron en decir los respectivos números al mismo tiempo.

Jane y James [LGJS]Where stories live. Discover now