Jane y James [LGJS]

James y Jane se reconcilian. Parte 2

La misión fue al día siguiente cuando esta vez fue Jane quien le preparó el desayuno a su nervioso hermano, no había pegado un ojo en toda la noche intentando repasar en su cabeza el caso una y otra vez. Era algo sencillo, el departamento de seguridad no daría algo tan difícil y peligroso a un auror en formación, especialmente a uno que estaba a punto de graduarse, su misión consistía en vigilar a una pandilla de magos que habían estado robando con el uso la maldición imperius y que habían denunciado que su próxima víctima sería Gringotts.

El nerviosismo con el que James salió del departamento no era nada comparado con el que Jane tuvo al verlo pasar las puertas del edificio y en silencio rogó a los magos antiguos por su protección, sabía que estaba exagerando y que James era capaz de dar frente a lo que sea, pero era eso mismo lo que le hacía preocuparse por su hermano.

El hijo mayor de los Potter demostró tener una habilidad innata para el liderazgo y sin duda había escogido con esmero su profesión pues el pequeño escuadrón que se le fue asignado se mostró muy cómodo siguiendo sus acertadas órdenes, tanto que en menos de media hora ya los tenían rodeados. Mientras tomaban los nombres de los delincuentes para poder procesarlos y enviarlos a Azkaban, los aurores no se dieron cuenta de que uno de los miembros de la banda no estaba en el lugar cuando los atraparon, otorgándole así una oportunidad de atacar y liberar a sus compañeros.

Todo sucedió muy rápido, en situaciones así ellos habían sido entrenados para actuar al segundo y lo primero que a James se le ocurrió fue enfrentarlo directamente; lo que le impidió inmovilizarlo de inmediato fue que el criminal había tomado a una niña de unos diez años como rehén y escudo humano, los demás del escuadrón quisieron persuadirlo, pero el impusivo Potter no hizo caso. James lo miraba fijamente con la varita en alto, mientras que los magos indiscretos que querían enterarse de la situación huyeron despavoridos al ver una posible amenaza hacia sus vidas y el asaltante apuntaba tanto a James como a la niña de manera simultánea.

—Te voy a pedir que la dejes ir —susurró James en un tono firme.

—Y yo te voy a pedir que dejes ir a los míos —devolvió el diálogo el criminal mientras sonreía de manera altanera.

—Eso no va a poder ser —rió sin gracia— han cometido crímenes que incluyen el uso de una maldición imperdonable, sin mencionar el hecho de que han afanado a una parte considerable de la comunidad mágica, así que le pido que se entregue.

—No va a ser tan fácil, señor Potter —continuó hablando el criminal ahora con una mirada jovial- porque ya lo he reconocido, ¡el hijo de Harry Potter!

James apretó los puños mas no cambió ningún gesto del rostro y con sumo cuidado fue acortando la distancia entre él y el asaltante.

—No te equivocas —respondió con cautela— ahora hagamos un trato, te intercambio la libertad de la niña por mi.

El ladrón pareció querer pensarlo y James utilizó aquella distracción para animar a la niña a escapar mientras él lanzaba un hechizo que hizo que la dejaran en libertad. Su secuestrador, no muy contento con aquel arrebato quiso lanzar una maldición a la pequeña quien ya se encontraba más cerca de los aurores y en un intento de protegerla al percibir la inutilidad del protego se lanzó a sí mismo como un escudo y la maldición cayó sobre su cuerpo.

[...]

Despertando, lo primero que escuchó fue el sonido de los aparatos con los que los medimagos medían sus constantes vitales y sintió un dolor muscular así como un ardor a lo largo de su torso, pero nada que no pudiera aguantar. Después del primer resplandor de luz al abrir los ojos, pudo diferenciar a su hermana sentada en uno de los sillones de espera leyendo una tabla en donde se encontraba su información. Pudo notar el ceño fruncido con el que leía aquellas especificaciones y James quiso hacerse el dormido una vez más, pero Jane fue más rápida y lo atrapó con los ojos abiertos.