XXXIV:¿Qué pudor?

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Despertaba plácidamente, había dormido toda la noche, pero un frío golpeaba mi espalda, sentí el suave toque de una sábana tocando mis hombros, ¿mis hombros? Que no llevaba la camiseta de The smiths - pensé mientras abría mis ojos y me encontraba totalmente desnuda en la cama.

Apenas podía abrir los ojos, pero veía que Frank se movía cómodamente por su habitación, vistiendo nada más que un boxer negro, su pelo estaba mojado, de seguro venía saliendo de la ducha, sentí como me ahogaba en mi propia respiración ¿Es que nunca dejaría de suspirar por él?

El nerviosismo se apoderó de mi cuando intentaba quedarme tan horizontal como pudiese para taparme. Abrió una puerta de su closet y tomó un jeans, una camiseta y un cárdigan verde musgo, se acercó a la cama para vestirse pero eso me ponía un poco tensa.

- Buenos días - decía con un tierno beso en mi frente - no te besaré en los labios porque no quiero que te pongas como esa vez... respetaré tus manías - soltó una risita y me miró tiernamente - estás hermosa esta mañana - pasaba su mano suavemente desde mi cabeza hasta mi cuello, acariciando este último. Sentí que me sonrojaba un poco porque sabía que me veía horrible

- Gracias - me senté tapándome por completo - ¿hoy es sábado? - estaba un poco perdida en el tiempo y no me quería mover para tomar mi teléfono porque de seguro me desnudaría a mí misma de un sólo movimiento.

- Viernes - decía él mientras se subía el cierre del pantalón

- ¡¿Viernes?! ¡Debo irme! ¿Qué hora es? No puedo faltar, mierda, mierda, mierda- no sé cómo agarré la larga sabana de su cama e intenté envolverme en ella pero fue inútil, quedé tan enredada que al dar un paso terminé en el suelo.

- ¡Lola! ¿estás bien? - corrió a verme pero ya era muy tarde, estaba en el piso intentando taparme

- ¿Por qué te cubres tanto? - murmuró él ayudando a levantarme mientras yo no soltaba la maldita sabana que me había hecho caer al suelo - no es como si no te hubiese visto anoche, y no creo que esa sea la única y primera vez que te vea así.

Nerviosa arrugué mis cejas, él tenía razón. Mordió su labio y salió de la habitación, volvió con una bata y me la tendió - supongo que te quieres dar una ducha pero ya no fuiste al hogar de retiro, tu teléfono hacía mucho ruido a las seis de la mañana, pero tu dormías profundamente, me despertó y quería seguir durmiendo, así que  quité la alarma. No sabía que tenías que ir hoy, quiero decir todos tenemos vacaciones... ¿lo siento? -mordió su labio nervioso expectante de mi respuesta.

- Está bien - me encogí de hombros, no había nada más que hacer -  supongo que tomaré una ducha y tendré el día libre - sonreí al pensar que no trabajaría.

Mientras vestía su cárdigan, me observaba entretenido como yo luchaba por vestir la bata- tendrás que quitarte esa sábana para poder vestirte - sonrió de lado coquetamente mirando mis manos que sostenían la blanca ropa.

Tragué saliva lentamente mientras veía que él se sentaba en su cama de brazos cruzados esperando que vistiera la maldita bata, quedando como un espectador frente a un espectáculo que parecía ansioso de ver.

Resoplé un poco cansada, quería ser menos complicada, más liberal, o simplemente relajada, menos mojigata... - está bien -  murmuré inflando mis pulmones con aire, llenándolos de seguridad que no sabía de donde la sacaba, y quité la sábana que se deslizó por mi cuerpo, me desnudé frente a él, vistiéndo la bata para luego cruzarla por mi cintura - gracias - murmuré al ver como se quedaba boquiabierto.

- No esperaba eso - rio nerviosamente mordiendo su labio - de hecho estaba bromeando - sacudía su cabello nerviosamente - hay toallas suficientes en el baño por si...-No dije nada, simplemente disfruté la expresión de su rostro, me apresuré a tomar mis cosas y tomar una ducha.

𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆 𝐀𝐍𝐃 𝐃𝐎𝐎𝐌𝐄𝐃Where stories live. Discover now