Todos tenemos un alma gemela, algunos sueñan y esperan encontrarla, pero, ¿que si solo los seres sobrenaturales pueden sentir cuando encuentran a su compañero?
Katherine sin buscar encontró a su alma gemela, pero, ¿que si él no la quiere por estar...
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•Narra Enoch•
Tiempo después.
- Kathy, Kathy- llamé moviendo el cuerpo de la chica que dormía en mi cama. Suena mal pero así era.
Desde que Katherine había llegado tenía pesadillas y de alguna manera u otra siempre terminabamos dormidos juntos, ya sea por que yo fui a su recámara para despertarla o ella venía a mi.
El punto es que después de un tiempo se convirtió en un hábito dormir juntos, ahora no solo Katherine tiene pesadillas si no estoy con ella, yo no puedo dormir si no la siento a mi lado. Extraño, lo sé.
Cuando pusimos al tanto a la señorita Peregrine ella nos sugirió que nos mudaramos, quiero decir, compartir habitación. Y debo admitir que no era una idea tan descabellada ya que, literalmente, estamos juntos la mayor parte del día.
- ¿Hmm?- Katherine hizo un sonido con su boca más no despertó.
- Katherine, despierta- la moví una vez más, ella abrió uno de sus ojos mientras me miraba atontada.
- ¿Que pasa?- preguntó, su voz saliendo ronca por acabar de despertar.
- La señorita Peregrine nos necesita- aclare y quité el cabello que cubría su lindo rostro.- Te espero abajo, ya no te duermas.- ella asintió pero cerró sus ojos.- Katherine, no te duermas.- la regañe, ella hizo un puchero.
