Todos tenemos un alma gemela, algunos sueñan y esperan encontrarla, pero, ¿que si solo los seres sobrenaturales pueden sentir cuando encuentran a su compañero?
Katherine sin buscar encontró a su alma gemela, pero, ¿que si él no la quiere por estar...
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•Narradora•
— Abe ha muerto— balbucea la rubia, Alma Peregrine pone un paño húmedo en la frente de la muchacha para tratar que la fiebre que tenía bajase.
— ¿Por que se ha puesto así?— preguntó con preocupación Enoch.
— No lo sé— murmura Peregrine frunciendo el ceño. El conocimiento que tenía acerca de las banshees era muy poco, por lo que desconocía la razón por la cual la rubia estaba en ese estado.— Cuídala, llamaré a la señorita Avocet— se levanta de la silla en la que estaba sentada y sale de la habitación.
— Enoch, no te vayas— vuelve a balbucear la rubia cuando vio que el chico se levantó de la cama. Ella trata de levantarse para detener al muchacho.
— No, no te levante, bonita— el chico regresa y recuesta de manera suave a la chica.— No me iré, me sentare de este lado— señala el castaño.— Trata de descansar.
— Tengo frío, Enoch— balbucea de manera lastimera la rubia, el chico suspiró con preocupación y beso la mejilla de la de orbes verdes.
El chico se sentó en la silla en la que, anteriormente, había estado sentada Alma Peregrine. Se sentía con impotencia al ver el estado de la chica; su rostro estaba más pálido que de costumbre, sudor corría por su cara, y se quejaba por el frío y dolor de cuerpo que sentía.
