Todos tenemos un alma gemela, algunos sueñan y esperan encontrarla, pero, ¿que si solo los seres sobrenaturales pueden sentir cuando encuentran a su compañero?
Katherine sin buscar encontró a su alma gemela, pero, ¿que si él no la quiere por estar...
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•Narra Katherine•
Apreté mis labios y mis manos fueron a mis oídos, quería parar esas voces y sonidos horribles que me estaban acechando, sabía que iba a ser inútil pararlas, solo por estar en mi mente.
— ¿Que pasa?— preguntó la señorita Peregrine poniéndose de cuclillas frente a mi, la miré con mis ojos llenos de lágrimas. Pude sentir como Enoch se sentaba a mi lado, estaba aterrada.
— Las voces... No paran, yo... Ah, no logro entender lo que dicen— solté un suspiro tembloroso, hacia tantísimo tiempo que no había sentido esto, de alguna manera la sensación se agudizó.
Enoch me abrazó, enterre mi rostro en el hueco de cuello, como lo hacía cuando tenía una pesadilla, aspire una respiración temblorosa y extrañamente mi temblor cesó, pero seguía atemorizada.
— ¿Que significa eso, Kathy?— pregunto Enoch con voz suave mientras acariciaba mi cabello de manera cariñosa.
— Una muerte está por ocurrir— dije con voz ahogada, no quería ver sus reacciones.
— ¿Sabes quien será, cariño?— pregunta suavemente la señorita Peregrine. Alce mi cabeza mientras ponía más atención a lo que me decían las voces pero no lograba entender, hablaban de manera apresurada y los gruñidos que escuchaba no ayudaban mucho.
