Todos tenemos un alma gemela, algunos sueñan y esperan encontrarla, pero, ¿que si solo los seres sobrenaturales pueden sentir cuando encuentran a su compañero?
Katherine sin buscar encontró a su alma gemela, pero, ¿que si él no la quiere por estar...
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•Narra Enoch•
— ¡Katherine, ni se te ocurra!— Grité corriendo a mi habitación, Kathy me había quitado mi dulce y corrido a nuestro cuarto.— ¡No te comas mi choco...!— Exclame pero ya era tarde, la rubia ya se había metido a la boca mi dulce.
— ¿Decías?— preguntó con la boca llena de chocolate y sus mejillas y labios manchados, parecia niña pequeña.
— Ya nada— bufé, cerré la puerta de, ahora, nuestra habitación. Me senté en la cama con los brazos cruzados, pretendiendo estar molesto.
Las dos semanas que habían pasado después de la muerte de Abe habían sido relativamente tranquilas. Katherine se había mudado a mi habitación cuando se lo pedí, no me gustaba el echo de que aparentara que dormía en su cuarto cuando todas los niños sabían que dormía conmigo.
— ¿Te enojaste?— preguntó con voz melosa, la miré serio, tratando de parecer estar enojado pero trataba de ocultar la sonrisa que quería salir al ver lo adorable que se veía Kathy.
— Si— sentencie de manera muy sería, ella hizo un pequeño puchero, se sentó a mi lado y beso mi mejilla, pude sentir como algo pegajoso se quedaba en mi mejilla era el chocolate.
