EPÍLOGO

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El mensajero solicitó desesperadamente hablar con el rey, sin aliento. Los guardias que vigilaban las grandes puertas de palacio se miraron entre ellos y le permitieron acceso al sudoroso y exaltado beta.

No había más en la mente del espantado humano que las imágenes que le trayeron hasta allí con el único objetivo que informar al rey. Los dos guardas lo guiaron escaleras arriba, hasta que pararon delante de dos altas puertas marrones imponentes. El beta miró al guarda con impaciencia, que con toda la parsimonia que existía en el universo, abrió una de las puertas y entró, dejándolo al lado del otro guarda. A su parecer, para ser alfas que protegían el palacio real, se tomaban su trabajo con demasiada calma.

Enlazó y desenlazó sus dedos presa de la ansiedad que le aceleraba el corazón y le hacía sudar hasta que milagrosamente el guarda salió de la estancia y se hizo a un lado, sin decir nada, el beta mensajero se lo tomó como una afirmativa para que pasase.

Le temblaron las rodillas cuando hizo una reverencia muy marcada ante su superior.

— Su excelencia... — saludó el mensajero al Rey Min, que sentado detrás de si gran escritorio de madera, cubierto de pergaminos, documentos y una pluma, sonrió bondadoso al reconocer a su mensajero.

— ¡Seokjin, mi fiel mensajero! — saludó el señor, en un tono jovial — ¿qué noticias me traes sobre el pueblo?

Seokjin hizo el intento de devolverle la sonrisa al rey, pero estaba tan conmocionado por lo que había visto, que le salió como una mueca . El señor Min frunció el ceño, y se levantó de la silla cuando notó que Seokjin lucía pálido. —¿Seokjin? ¿Qué sucede?

Preguntó acercándose al joven beta, su vista un poco perdida. La sonrisa que tenía se transformó en una mueca de preocupación.

— Vamos, toma asiento Seokjin. — obligó el rey a Seokjin a sentarse. Pareció no responder al principio, así que posó sus manos sobre sus hombros, instándolo a que lo mirara. Notó el leve temblor de su cuerpo.

Hubo un tiempo de silencio, donde el rey se preguntó que podría haber dejado a Seokjin en tal estado.

— Las fronteras, señor Min. — habló, haciendo que el hombre frunciera las cejas.

— ¿Qué sucede con las fronteras?

— La parte norte de las fronteras que rodean todo el reino están destruidas. Hechas trizas.

La tensión en el viejo hombre se implantó, pero sus facciones no mostraron nada. No lo permitió.

— ¿Heridos?

— No, señor — Seokjin tragó saliva — pero si han habido repercusiones en las tierras dedicadas a la producción de alimentos. Los campesinos advirtieron una forma animal por la noche — Seokjin paró de hablar, esperando a una respuesta del rey, pero al no recibir ninguna prosiguió — pero me dijeron que todo estaba demasiado oscuro como para decir con exactitud de qué se trataba. Lo que sé es que ha destrozado una gran parte de los cultivos para las reservas de este invierno, señor. No ha causado tanto revuelo entre los campesinos. No es la primera vez que por culpa de algún animal los cultivos se ven afectados pero...

— ¿Entonces cual es el problema, Seokjin? — indigó el rey, por cómo le contaba las cosas Seokjin, eso no era lo peor. El susodicho asintió.

— El problema está en que la noticia ha llegado hasta el centro del reino. Los rumores comenzaron a correr inesperadamente y ahora la gente no sale a las calles por temor a que ocurra algo... y esto ha empeorado cuando ayer ha ocurrido un caso similar en la zona sur del bosque que rodea el reino. Árboles caídos o rotos. La gente está asustada y se sienten observados, señor.

El señor Min digerió la información recibida silenciosamente.

— Muchas gracias Seokjin, tomaré medidas enseguida. No permitiré que le ocurra nada malo a mi gente. — calmó el rey, con palabras que le llegaron a Seokjin con mucha determinación. La respuesta fue apaciguadora, y una vez en la puerta hizo otra reverencia al rey que se sentía orgulloso de respetar.

— Muchas gracias, Señor Min. Tiene toda mi admiración.

Y se fue. Dejando al señor Min pensativo.

Obviamente no permitiría que nada malo ocurriese. Pero tendría que buscar la manera en proteger a los suyos sin que sea evidente las nuevas medidas que tomará para evitar daños. Una forma en la que unidireccionalmente pueda vigilar el pueblo, sin alarmar a nadie y no alterar la paz que caracteriza sus extendidas tierras. Tal vez enviando a alfas infiltrados entre los pueblerinos que hagan guardia sin llamar la atención o ojos que le informen de la mínima perturbación en las calles. Fuese lo que fuere, él era el primero que tendría que pensar las cosas con la cabeza fría por todos. Y el último en dejarse llevar por el terror.

El rey se asomó a la ventana de su cuarto de reuniones bajando la mirada, descubriendo a Yoongi y a Taehyung bajo un manzano con los dedos entrelazados mientras se miraban el uno al otro a los ojos. Yoongi separándose del joven con un sonrojo furioso cuando descubrió a su padre mirándole con dulzura desde la ventana, enternecido por la escena.

No había nada por lo que temer.

Todo iría bien.

***

Mañana subo la nota de autor y doy por finalizada la primera temporada jsjsjsj que emoción.💕

"A mis pies, su alteza." » KookgiWhere stories live. Discover now