Capítulo 1: El origen

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Todo el mundo sabía que Bahía Ardon necesitaba un héroe, y estaba más que entendido que el elegido sería yo

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Todo el mundo sabía que Bahía Ardon necesitaba un héroe, y estaba más que entendido que el elegido sería yo.

Eso era lo que me repetían desde niño, cuando sentado en mi cama durante una noche tormentosa, escuchaba las hazañas de nuestros antecesores y el cambio que lograron en el planeta. Esos actos que les entregaron el eterno respeto de la población y lo que les impediría ser olvidados. Ellos, a los que comenzaron a denominar héroes.

Ahora, era mi turno.

Reunidos en el último nivel de la torre Sallow, era capaz de admirar la ciudad a mis pies y el océano al fondo, majestuoso como siempre. Ahí, rodeado por el alcalde, los periodistas y los héroes más importantes de Bahía Ardon, sentía que el mundo estaba en la palma de mi mano. De cierta manera, así era.

La población me conocía como Zakaria Gautier, el hijo de los directores ejecutivos de las cadenas de hoteles de la ciudad, un simple adolescente que tenía la vida asegurada. Muy pocos sabían el secreto de mi familia.

Como la mayoría de los presentes, mis padres y yo fuimos bendecidos por los genes Ra, esos que nos otorgaban habilidades únicas y excepcionales. Por mi parte, no pude haber pedido mejor don que el control de las aguas, con kilómetros para disponer de ellas.

Luego de ese día, cuando la ciudad finalmente escuchara el nombre de Leviatán, sabrían que su héroe había llegado para quedarse.

—Con esta condecoración, prometes dedicar tus habilidades por el bienestar de Bahía Ardon —decía el alcalde, repitiendo el mensaje de memoria—. Para evitar que el control de los villanos se extienda por nuestra amada playa y asegurarte que nuestra gente habite en armonía.

—Lo juro —respondí, con una sonrisa pintada en mi cara—. De aquí hasta mi muerte, yo, Leviatán, los protegeré de todo mal.

Si bien varios poseían los genes Ra, no todos eran héroes. Para lograrlo, se debía realizar una hazaña inolvidable, ya fuera salvar la vida de alguien o detener el crimen organizado. Lo típico.

Por mi parte, evité que el bobo del alcalde muriera ahogado mientras nos encontrábamos a bordo de su yate, a mitad de una excursión. Uno de mis compañeros, Nuno Arrhenius, arremetió en contra del navío durante uno de sus caprichos, mandándolo a volar directo al océano.

Ahí, sentado en la primera fila y lejos del resto, me observaba con odio, como si el villano fuera yo. Poco me importó su desprecio; era incapaz de arruinar mi momento, mi debut como el mejor héroe de la ciudad. Con el apoyo de los importantes y mis propias habilidades de hidrokinesis, solo sería cuestión de tiempo para erradicar el mal de una vez por todas.

Una vez, mi padre me dijo algo importante, algo que no olvidaré. Tú no eres aquello para lo que te hicieron. Tú eres algo más. Eres lo que decides ser.

En ese instante, tomé la decisión más importante de mi vida: sería el mejor héroe de Bahía Ardon.

Siempre.

El Leviatán de Bahía ArdonWhere stories live. Discover now