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Erik es alguien que siempre a sido incomprendido, es diferente a los demás y por eso siempre lo han abandonado, tal vez su misma familia lo abandonó también y por eso nunca la menciona.

Respiré profundo antes de tomar el picaporte de la puerta de entrada de la mansión, tenía que entrar y llevarme los libretos, tenía que hacerlo.

Tragué saliva para después abrir la puerta con cuidado, al hacerlo un dulce sonido llegó a mis oídos, Erik estaba tocando, tocando algo que nunca había escuchado.

Cerré la puerta a mis espaldas para después caminar hacia la sala, necesitaba saber si aquello que tocaba Erik era del musical o era alguna nueva composición suya.

Mientras más caminaba hacia donde estaba el órgano más podía apreciar aquella maravillosa música, era totalmente diferente a su Don Juan, mientras Don Juan Triunfante era todo dolor, tristeza y agonía esta era paz, tranquilidad, armonía y amor, parecia como si aquella música hubiera sido escrita por otra persona por lo distinto que eran.

La música terminó y Erik suspiró con pesadez, no sabía que estaba ahí, la máscara que cubría una parte de su rostro se la retiró con cuidado para dejarla encima de las teclas del órgano, suspiró y se levantó del pequeño banquillo para después girarse hacia mi.

- ¡Abigail! -Gritó cuando sus ojos se toparon con los mios mientras se hacia un paso hacia atrás, haciendo de esa manera que el pequeño banquillo se hiciera un poco hacia atrás y la máscara cayera al suelo- No sabía que estabas aquí

- Regresé por nuestros libretos -Dije- Ibamos de camino a casa cuando recordé que los habíamos dejado aquí

- Y decidiste venir por ellos -Asentí y él suspiró- Los acabo de mover -Dijo mientras caminaba hacia mi- Los dejé en mi despacho ¿vienes conmigo?

Asentí mientras sentía como mi corazón comenzaba a latir fuertemente al verlo pasar a un lado de mi.

Seguí a Erik hasta las escaleras que comenzamos a subir con cuidado, ninguno de los dos habló en el trayectorio hacia su despacho ¿qué le podía decir? "Oye, no es gracioso, casi me beso con tu antiguo rival de amores" probablemente eso lo volvería loco y, tal vez, le darían ganas de matar a Raoul... otra vez.

Al llegar a la puerta de su despacho, él entró primero y yo le seguí de cerca, su despacho era demasiado parecido al del teatro, un escritorio, dos libreros, uno a cada lado del escritorio, y dos sofás, uno a cada lado de la puerta.

- Aquí los dejé -Dijo mientras se acercaba a su escritorio y tomaba los libretos que tenía encima de este- Ten -Dijo mientras se giraba hacia mi y los estiraba.

Me acerqué hacia él y los tomé lentamente, al tomarlos sentí como nuestras manos se rozaron y como mis mejillas comenzaron a arder fuertemente haciendo que mis ojos comenzaran a querer lagrimear.

- Gracias -Dije mientras apretaba los libretos contra mi pecho.

- ¿Era todo?

La forma en la que Erik hablaba me dejaba en claro que aquellas palabras que le había dicho lo habian hecho "entrar en razón", ya no trataba de coquetearme como antes solo me hablaba fríamente casi como cuando nos conocimos.

- Tengo una pregunta -Dije y él asintió mientras cruzaba sus manos sobre su pecho- Aquella melodía que tocabas -Respiré profundo- ¿Era del musical o tuya propia?

- Mia -Dijo- Andrew dijo que quería hacer otro musical sobre mi y que si podía componerle alguna canción para el mismo, aunque hasta hace poco la inspiración no había llegado

- ¿Por qué? -Pregunté y él solto sus brazos para después apoyarse en el escritorio- ¿Qué fue lo que te inspiró? -Él sonrió.

- Si te soy sincero fuiste tú Abigail, tú me inspiraste a crear esta canción

Mi corazón comenzó a latir aún más fuerte de lo que ya lo hacia, quería acercarme a él pero las palabras que le había dicho hace un momento me impedían hacerlo.

- Se que me dijiste que solo ibas a participar en el musical y te prometí que después te dejaría en paz -Dijo Erik y yo agaché la cabeza- Pero no puedo evitar sentirme así, tu presencia me hace sumamente feliz, tanto que me da inspiración para componer nuevas canciones, o bueno, una nueva canción

Respiré profundo, las palabras que Erik decían me herían, me hacían arrepentirme de haberle dicho lo que le dije hace un momento por más que él no se diera cuento de ello.

- Lo siento -Dijo Erik para después suspirar con fuerza- No volveré a molestarte con lo mismo, seguramente ya estás harta de escuchar lo mismo durante todo el día... desde ayer -Rió sin ganas- Dejaré de hablar de ello para dejarte en paz

Desde que regresé al teatro, después de todo lo que pasó luego de la presentación de su Don Juan, Erik comenzó a comportarse diferente conmigo, era mucho más amable y respetaba mis decisiones, era como si en aquel tiempo que se quedó solo hubiera madurado; y ahora se está comportando exactamente igual, bueno, un poco más maduro, entendió lo que le dije y respetó aquello aunque no le gustara.

Levanté mi cabeza para verlo a la cara, sus ojos estaban un poco rojizos y mantenía una sonrisa que parecia que en cualquier momento se convertiría en una mueca de tristeza, estaba sufriendo, por más que parecía que decía aquellas palabras de manera calmada le dolían.

- ¿Sería mucho pedir que después de representar la obra siguieramos viéndonos? -Pregunté y Erik me vió confundido- Necesito aclarar mis sentimientos y para eso necesito que sigas aquí -Dije mientras caminaba hacia donde él estaba- Ambos sabemos que entre tú y yo hubo más que una simple amistad durante todos los años que nos conocimos -Erik se enderezó mientras sus mejillas se tornaban rojizas- O por lo menos de mi parte era así -Respiré profundo- Me enamoré de ti cuando era niña, volví a enamorarme de ti hace diez años, quien sabe, a lo mejor puedo volver a enamorarme de ti durante este tiempo

¿Estaba siendo egoísta? ¡Claro que lo estaba! Mi corazón dudaba entre Raoul y Erik pero no deseaba apartarse de ninguno de ellos por más doloroso que eso fuera, quería tener a ambos cerca de mi aunque eso implicara que cada día estuviera sufriendo solo con verlos.

De Vuelta en la OscuridadWhere stories live. Discover now