4/11/ "El día que muera"

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La luz se oscurece. El calor tiembla. Se escucha el respirar de los muertos. Ya llega la hora de enzarzarse en la aventura.

El día que yo muera no quiero un minuto de silencio, prefiero en cambio un minuto de calma; el viento ha de detener sus brazos y las personas han de vaciar sus mentes, pero silenciarlas no, ¿por qué querría silencio, si todo lo que he hecho en vida ha sido gritar?

En mi último día deseo escuchar el eco cercano de una melodía, podéis escoger vosotros, pero escoged bien.

En igual medida necesitaré vestir en negro, y no penséis en cambio que mi anhelo es convertirme en una sombra; no, yo solo aspiro a llenarme de luz, y para ello han de elegir al más oscuro de los tonos.

En mi cabeza han de florecer "no me olvides" en cadena, y no solo por ser tal flor portadora de tal nombre, sino, simplemente, porque en vida las he preferido.

El día que muera quiero convertirme en fantasma, y yacer en las nubes, contemplando cada mañana el atardecer y cada tarde un nuevo amanecer.

Si muero no permito que oréis por una estancia en el cielo, yo demando que se profese una plegaria al único dios que en esta tierra ha escuchado mis oraciones.

¡Reina entre las reinas! !Dios entre dioses!
¡A ti encomiendo mi alma! ¡Espejo de luz!
Alumbraste mis noches y por eso quiero convertirme en una estela más en tu manto.

El día que muera han de llevar mi cadáver al centro de la tierra, a aquel lugar en que el norte se encuentra con el sur y el este saluda al oeste.
Han de cargarme en una barcaza de cristal y dejarme en medio de un bosque de otoño.
Y en una noche de verano, bajo la luz de las eternas, se alzará una columna de fuego de diez metros. Por el viento no temáis, segura estoy de que deseará darme una última despedida, pues solo a él he otorgado la divina labor de hacer levantar mis cenizas, pues solo en él confío sin recelo.

El día después a mi muerte se preguntarán qué hacer con mis cosas. Y yo os pregunto a mi vez, ¿acaso he tenido algo de mi sagrada y verdadera posesión?
Solo guardo versos, letras, historias; marcas de grafito negro en una hoja en blanco. Solo eso guardo. Solo eso pido.
Y recordadme entre rimas y sonidos, porque en cada uno de ellos hay guardada una parte de mí. Entre las comas deposité cabellos y entre los puntos he escondido besos.

Si un día me muero, y moriré, quiero irme libre de cadenas; quiero navegar en un mar de rosas; quiero perderme en las lejanías y nunca retornar; quiero volar, cantar, gritar, sentir, morir; renacer.

Si un día me muero, y moriré, que este sea mi testamento.

"Poesía de otoño"Where stories live. Discover now