Señores del jurado
—jurado invisible—.
Yo lo acepto,
no era mío.
Fue robado.
Encontrado solo.
Abandonado en una banca
en el centro de la avenida,
donde se esperan los autobuses.
Lo confirmo, jurado,
sus palabras nunca fueron mías.
Si eran buenas,
no lo sé.
Ya ve usted, ella lo dijo.
Repito textualmente:
«Muchas veces lo intenté vender y/o publicar (que viene a ser lo mismo), no hubo manera, nadie lo quería».
Era de ella, es cierto,
pero era más mío.
Porque señores,
grandes señores,
en estos tiempo lo famoso es bello y lo bello es famoso.
Lo desconocido en cambio, aunque sea sacado de la propia estilográfica de Shakespeare,
no tiene valor alguno.
Era de ella.
Eran sus palabras,
pero yo las tomé y las hice bellas.
La fama embellece hasta a la podredumbre.
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"Poesía de otoño"
PoetryNo esperes encontrar al amor o al odio entre mis versos, ni a ningún sentimiento tan complejo, pues no soy más que una mente inmadura, la mente de una joven nacida en otoño; y mis versos han de ser un reflejo de mí. «Un mes entero d...