Capítulo 6: Una letra lo cambia todo

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Maialen

La chapa de la directora me aburre soberanamente. Es un rollo total. Tengo ganitas de ponerme a trabajar directamente. Como me aburro decido que lo mejor es ponerme a dibujar en mi libreta, seguro que Noemí cree que estoy concentrada tomando notas, así que no hay ningún problema.

―¿Qué haces? ―Susurra Bruno a mi lado y casi me sobresalto del susto.

Mi compañero me quita cuidadosamente la libreta de las manos y comienza a dibujar en ella. ¿Pero qué hace? Cuando me la devuelve me encuentro con el dibujo de un pitico en mi libreta. Le doy un manotazo disimuladamente y niego con la cabeza. Pero no puedo evitarlo y hago al lado otro un poquito más grande.

Bruno me vuelve a quitar la libreta y al devolvérmela ha escrito en ella:

<<Vaya, vaya, así que tú también dibujándolas Oye, esto es un tostón y seguro que encima a ti y a mí nos encasquetan un montón de tareas. Así que como mínimo que las camas se las hagan! Y si la dire nos dice que no, se hará sin que se enteren>>.


Bruno

Pronto recibo su respuesta y sonrío mientras la leo:

<<Vaya, qué malote estás hecho, ¿eh? Pero vale, te compro la idea, me parece guay. Si eso les ponemos las sábanas en las cabañas y que se las apañen. Pero tengo algo que proponerte>>.

Rápidamente le respondo:

<<Trato hecho. A ver, ¿de qué se trata?>>.

Cuando responde, me devuelve la libreta disimuladamente.

<<Tú te encargas de cambiar tanto sus sábanas como las mías, ¿vale?>>

Tras aceptar escribiéndolo en su libreta, me responde de nuevo:

<<Pero no me falles, ¿eh? Esta misma noche tienes que ponerlas....>>

Escribo rápidamente porque la bienvenida está a punto de terminar y no quiero que nos pillen:

<<Me va a costar no fallarte esta noche>>.

Maialen lee varias veces mis palabras y me mira impactada. No entiendo esa reacción pero me parece graciosa. La charla de bienvenida acaba por fin y Maialen y yo nos levantamos rápidamente.

―Eres un poco guarrete... ¿Cómo me dices eso?

―No he dicho nada guarro... ―digo encogiéndome de hombros.

―Anda que no ―Mai abre de nuevo su libreta y me la enseña, señalando mi última frase.

―Nada raro.

―En serio, tienes un problema serio con el sexo... ―me susurra y me quedo atónito con sus palabras.

―Eso es una a, ¡Mai! ―Exclamo su nombre y Noemí nos mira con mala cara desde el escenario.


Rafa

Veo como los monitores, un chico y una chica que estaban sentados en la primera fila, son los primeros en levantarse y comenzar a caminar. Eso hasta que el subdirector les para los pies. Esto va a ser divertido. Por fin suben al escenario a presentarse e indicarnos la primera actividad que haremos.

El chico se llama Bruno y ella Maialen. ¡Joder! Ella se da una aire a la directora que lo flipas. Me parece muy fuerte ese parecido que ambas tienen. Nos hablan poco sobre quiénes son, salvo recalcar que tienen veinticinco años, como si nos tuviera que importar.

―Poco a poco nos iréis conociendo mejor ―informa ella con una amplia sonrisa―. Pero ahora vamos a explicaros la primera actividad de las muchas que haremos, porque va a haber mogollón, para que nadie se harte.

―Eso, eso, lo que dice Mai es ―afirma el otro chico.

―Bueno, me gustaría que mi compañero os explicara la actividad, porque se le da genial eso de explicar y todo eso ―dice la chica dándole paso al otro monitor.

―Ah, no seas modesta, Mai. Es que ella ha ideado la actividad y es tan modesta que quería que yo fuera quien lo explicara. Pero es mejor que los honores los haga la reina y creadora...

¿Es cosa mía, o están haciendo tiempo porque no tienen nada? Supongo que es cosa mía, no tiene sentido que no sepan las actividades que van a hacer. ¡Seguro que tienen más que de sobra!

―Bueno, pues... A ver, es una prueba muy chuli y durará el día de hoy. Es para conocerse. Primero tenéis que poneros en parejas de dos, claro, porque parejas de tres no existen, serían tríos, y mucho menos de cinco, que serían quintetos. Sí, digo esto último porque los adolescentes estáis como estáis y seguro que con la palabra trío ya estabais pensando cosas raras ―me cae bien la monitora, es un no parar.

Mientras escucho veo por el rabillo del ojo como Hugo se acerca. Mierda. Tengo que encontrar a alguien rápidamente para lo de las parejas. Se acerca más. Doblemente mierda.


Nick

Miro de reojo a Eva y ella me mira. Sabemos lo que queremos, y es nuestro reencuentro. Hacer esta actividad puede irnos bien para ponernos al día. Comienza a acercarse y yo doy un par de pasos para ir también a su encuentro, pero alguien se interpone en nuestros caminos. El chico que había hace un rato en la puerta de una cabaña abarca a Eva con una sonrisa, y casi parece suplicarle que haga la actividad con él. En fin, otra vez será, tenemos verano suficiente para ponernos al día, ¿no?

Miro a mi alrededor buscando con quien ponerme para hacer lo que nos van a proponer Maialen y Bruno, pero me topo con que la gente ha sido muy rápida y ya tiene alguien al lado. ¡Mierda! ¿Somos impares? Bueno, pues lo hago solo, seguro que también se puede.

Es entonces cuando me doy cuenta de que el chico que corría hace un rato tampoco tiene a nadie. Me fijo como mira a Eva y el otro chico como si estuviera triste. Aunque no entiendo qué está pasando me acerco a él a paso decidido y le paso el brazo por el hombro haciendo que sin querer se sobresalte.

―Si no tienes a nadie con quien hacer la actividad, ya somos dos ―digo mostrándole una gran sonrisa.

―Ah, tú eres el chico pino, ¿no?

―¿Qué, qué? ―Pregunto extrañado pero él hace un gesto con la mano para quitarle importancia.

Verano inolvidableWhere stories live. Discover now