Capítulo 12: Un trío peculiar

710 28 16
                                    

Nick

La noche empieza a decaer y se han hecho pequeños grupos. Anajú se acerca a Hugo y a mí para sentarse en medio. Con una sonrisa pícara se acerca a mi oído.

―¿Qué te parece que continuemos el beso entre los tres y le pongamos algo más de color y fuego? ―susurra en mi oído con voz seductora.

―Por mí sí, supongo ―digo encogiéndome de hombros.

Observo como hace el mismo proceso con Hugo y este abre los ojos sorprendido. ¡Qué gracioso este chico!

―Él ya ha aceptado ―escucho que le dice antes de que responda y veo como asiente con la cabeza.

Ana Julieta se incorpora seductoramente y nos agarra a cada uno de un brazo, haciendo que salgamos los tres así y nos dirijamos hacia mi cabaña. Camina contoneándose y echándonos miradas seductoras. Es Hugo quien abre la puerta, y tras esto, nos adentramos en el interior del lugar.

―¿Es esa tu cama? ―Me pregunta mientras me mordisquea la oreja. Yo solo afirmo con la cabeza.

Los tres avanzamos hacia mi cama y nos descalzamos. Ana Julieta se pone de rodillas en el colchón y nos insta a hacer lo mismo.


Anajú

Por fin mi sueño hecho realidad. Dejo una pequeña luz de una lamparita que hay en la mesita de noche de Nick.

―¿No tenéis calor? ―Pregunto moviendo mi pelo de forma seductora―. Porque yo tengo mucha...

Me levanto un poco la camiseta y cojo la mano de Hugo indicándole el camino para que me acaricie. Cierro los ojos mientras noto sus dedos. Con mi otra mano hago lo mismo con Nick.

―Ayudadme a quitarme la blusa... ―les susurro mientras elevo las manos con lentitud para que ellos me la quiten, quedándome en sujetador.

Les quito a ambos sus camisetas, primero a Hugo, luego a Nick, para después acariciar sus torsos desnudos acariciándolos con mis dedos. Luego me concentro en el cuello de Nick mientras hago que Hugo acaricie mi espalda. Noto nuestras respiraciones agitadas y eso me gusta. Después hago el mismo proceso pero al revés. Esto me está gustando más de lo que creía.


Hugo

Ahora somos nosotros quienes jugamos con el cuello de ella mientras acaricia nuestros torsos con sus dedos. El calor de la temperatura de la habitación ha subido demasiados grados. Comienza a besarnos como hace un rato en la otra cabaña.

Todo lo que estamos haciendo es una mezcla de magreos y estallido de besos que acalorarían a cualquiera. Sin embargo, la magia termina de pronto.

―Lo siento chicos ―dice Anajú separándonos de ella.

Veo cómo se lleva una mano a la boca y niega con la cabeza.

―Dios, creo que es mejor que paremos. O sea, no quería que fuera más allá desde un principio, pero quería que hubiéramos podido estar un poco más así, pero es que de pronto yo... No sé qué me ha pasado, lo siento.

Nick le da un fuerte abrazo y le propicia un beso en el pelo.

―Ey, no pasa nada, si uno de los tres no quiere continuar se deja aquí y no pasa nada, pero no tepongas así, Anajú ―le acaricia el pelo con cariño.

―Gracias ―le sonríe mientras coge su blusa―. Lo siento ―me dice haciendo un puchero.

―No te preocupes, illa, ¿cómo te nos vas a disculpar por eso? Anda, anda...

―Sois un amor, que lo sepáis. Si alguna otra vez estáis dispuestos a hacer esto de nuevo, avisadme ―y dicho esto se marcha despidiéndose de nosotros con un pico en los labios a cada uno.

En fin, fue bonito mientras duró, aunque esto fuera poco.

―Oye, ha estado bien, ¿verdad? ―Pregunto dirigiéndome a Nick―. Como dice Anajú, se puede repetir otro día, ¿eh? ―Digo pasándole una mano por el hombro como si nada.

Compruebo que Nick ya se ha puesto el pijama. ¡Qué chico más rápido! Antes de que me responda escucho como nuestros compañeros están llegando a la cabaña así que me cambio a mi cama. No creo que debamos de darles ninguna explicación de lo que hemos hecho con Anajú.


Geràrd

―Parece que ya están dormidos ―susurro mientras nos dirigimos a nuestras camas―. Tío, que bien nos lo hemos pasado, ¿eh?

―La verdad es que creía que me iba a aburrir más, pero me ha gustado.

―Lo malo es que no me ha tocado besar a Eva. ¿Por qué tengo tan mala suerte? ¡Si os he besado hasta a ti y a la chica de los pelos rizados!

―Anne... ―me corrige.

―Sí, Anne. Pero tengo mala suerte, ¿a que sí?

―No es a la única persona a la que no te ha tocado besar, así que tampoco dramatices.

―Claro, como tú si has besado a Eva... ―protesto mientras me tumbo en mi cama.

―Oye, ¿no te vas a poner el pijama? ―Me pregunta mientras rebusca el suyo bajo la almohada.

―Uy, no, ¡qué pereza! Tengo un sueño que flipas... ―le digo mientras me quito las gafas―. Así que ala, buenas noches.

―Buenas noches ―escucho su respuesta, pero no le veo ya que estoy medio adormilado.

Verano inolvidableWhere stories live. Discover now