Capítulo 13: Un nuevo día

661 23 4
                                    

Mai

La música resuena por todo el campamento haciendo que me levante con una espléndida sonrisa Ha pasado una semana desde que empezamos esta bonita aventura, y cada día tengo más ganas de trabajar y disfrutar a tope, casi como si fuera una más aunque no lo pueda ser.

El primer día, he de reconocer, fue todo un desmadre. Ni Bru ni yo sabíamos cómo sobrellevar todo esto y tuve que improvisar una actividad que llegó a durar toda la semana. Fue una bonita improvisación, porque al final hice lo que más me gusta. Pero empezamos una nueva y voy a cederle a Bru los honores. El chaval al principio era poco trabajador, pero anoche se quedó hasta muy tarde comprobando que toda su actividad quede perfecta. Y eso dice mucho de él. Aunque eso sí, no sabe que me enteré de que estuvo hasta tarde.

―¡Buenos días, Bru! ―Exclamo poniéndome de rodillas en su cama―. ¡Vamos, levanta! Que hoy toca reunión con los chicos y la nueva actividad.

Tardo en conseguirlo, pero con esfuerzo y dedicación, consigo que mi compañero se levante. Tras el desayuno, nos dirigimos al lugar de reunión.


Jesús

La nueva actividad es muy interesante, aunque otra vez sea por parejas. Pero al menos vamos a tocar instrumentos musicales. ¡Estoy deseando! El domingo que viene tocaremos una canción inventada con los instrumentos. Acabo haciendo pareja con Nía. La chica es maja, pero me da pena separarme de mi amiga Eli, aunque ya habrá tiempo de hacer más cosas juntos.

―Me encanta esta actividad, aunque ojalá algún día hagan una sobre baile ―me explica emocionada mientras se frota las manos.

―¿Te gusta bailar?

―Me encanta. Te confesaré una cosa, es mi sueño frustrado. Pero no se lo digas a nadie.

―Tranquila, será nuestro secreto ―y dicho esto, comenzamos a reírnos.


Ariadna

―¡Esta actividad es genial! ¿A que sí? ―Le pregunto a Hugo, mi nuevo compañero de equipo.

Estamos mirando los instrumentos disponibles para la prueba. No voy a mentir, cuando el monitor ha explicado la prueba me esperaba guitarras, baterías, pianos... Y sin embargo aquí estamos, frente a triángulos, flautas, ukeleles, cajas, bongos, maracas y otros que aún no he visto. Y sí, me hacía ilusión lo otro, pero esto también es interesante.

―Oye, ¿cogemos unas castañuelas? ―Pregunta Hugo hallando unas y comenzando a tocarlas.

Niego con la cabeza y veo como las suelta otra vez, encogiéndose de hombros.

―¿Con qué lo podemos hacer? ¿Hay algo que se te dé bien?

―La verdad es que ni la flauta ―confieso―. De lo que hay aquí, nada.

―¿Y vosotros, de qué lo vais a hacer? ―Observo como les pregunta a Eva y Nick.

―No sé, tío, lo mismo algo guapo con las maracas y un bongo, ¿a que sí Eva? Podemos hacer un numerazo, tía.

―Ala, pues sí. A ti se te daban bien los bongos, ¿verdad? ¡Vamos a cogerlo!

Tras ver cómo cogen los instrumentos paso mi mano por la cara de mi compañero.

―Tierra llamando a Hugo, Tierra llamando a Hugo...

―¡Mierda! Se lo están llevando todo... ―se queja tras reaccionar―. Me parece que vamos a tener que coger el triángulo...

―Pues ala, eso cogemos, un triángulo y una pandereta ―digo al percatarme de que definitivamente es lo único que queda.


Geràrd

La mala suerte me persigue, quería hacer la actividad con Eva pero se me adelantó Nick. Al final no sé cómo he acabado con la chica de los pelos rizados, o sea, Anne. Eso, Anne. Es maja, pero no era con quien quería hacerla. Hemos acabado cogiendo dos flautas porque me ha explicado que cuando tenía diez años ganó un premio en su colegio con la flauta y la domina muy bien. No me pienso calentar la cabeza, así que he aceptado. La chica es maja, ¿y quién sabe? Lo mismo puedo averiguar cosas sobre Eva. Pero bueno, también me conformo con llevarnos bien, porque dime tú a mí qué feo sería hacer una actividad semanal con alguien que te caiga mal. ¡Quita, quita!

Me doy cuenta de que todos duermen ya en la cabaña. Supongo que debería de hacerlo yo también, mañana se viene un día largo pero entretenido. O eso espero. Y quizás al ser ella compañera de Anne, puedo ver más a Eva, ¿no? Bueno, total, soñar es gratis, o eso dicen.

Y así, desvariando un poco es cuando me doy cuenta de que el sueño me está venciendo. Lo último que mi mente recuerda antes de dormirme no tiene sentido, pero es lo que tiene en estas situaciones antes de dormirte: Eva, Anne y Flavio bailando alrededor de mi cama como si estuvieran en un ritual satánico o más bien cómico. Y con esa extraña imagen en mi mente, caigo rendido al fin.

Verano inolvidableWhere stories live. Discover now