Capítulo 4: Un Plan Cruel

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Ara, esta delicioso, Kushina-San.— Akeno sonreía comiendo el arroz junto al huevo, sin notar como la mujer pelirroja la las miraba con una mirada nerviosa.

Gra...Gracias, eh, esto... ¿Cómo te llamas?— pregunto Kushina con una sonrisa que temblaba levemente, uno de sus ojos sufriendo un tic.

Himejima Akeno.— con una sonrisa alegre, la Himejima enfoco levemente uno de sus ojos en Rias, guiñándolo y formando una sonrisa cruel y casi imperceptible.

El desayuno en la casa Uzumaki era terriblemente tenso.

Como era una casa humilde, la cocina donde comían el desayuno, almuerzo y cena no era tan grande.

La mesa ocupaba espacio suficiente para cuatro personas y uno de sus costados estaba pegado a la pared, por lo que era una mesa justa para Akeno, Rias, Naruto y Kushina.

Le tomo un poco de tiempo a la madre pelirroja preparar el resto de la comida, pero cuando su hijo junto a las invitadas bajaron, todo estaba listo.

Kushina estaba sentada en la esquina derecha, teniendo a Akeno a su lado, que esta tenía Rias en el suyo. El Hijo de Thor estaba sentado en la otra esquina, estando frente a su madre.

Lo que más le aterraba a Naruto era que Kushina no le dijo literalmente nada.

"E-E-Es adolescente...Es normal que experimente con una chica...o dos"— la sonrisa y tic de Kushina eran claramente notorios, está haciendo todo el esfuerzo posible por suprimirlos.

Sin embargo, Naruto se atraganto con el pescado al escuchar una pregunta de Akeno.

¿Acaso Anata ("Cariño") no le ha contado de mí?— pregunto la joven de cabello cuervo con una expresión herida en su rostro.

Ante esa pregunta, Kushina movió lentamente la cabeza, casi como un robot, enfocando sus ojos en su hijo con una sonrisa vacía, viendo sin importancia como su hijo tosía en su mano.

¿Estás bien, Naruto?— pregunto Rias empezando a acariciar la espalda del semidiós, viéndolo con una expresión preocupada ante la atenta mirada de la madre pelirroja.

N...No tengo hambre, no comeré mas.— con una sonrisa algo nerviosa, Naruto miraba a su madre, esta cuyos ojos taladraban en sus orbes azules.

¿En serio? No creo que debas desperdiciar la comida de Okaa-Sama de tal manera.— escuchar esas palabras provenir de la boca de Rias hicieron que el semidiós rubio mirara incrédulo a la joven pelirroja.

...Naruto, ¿Podemos hablar?— una sonrisa extremadamente dulce estaba presente en el rostro de la madre Uzumaki, está teniendo sus ojos cerrados mientras que "miraba" a su hijo.

Sin chistear, Naruto se levantó y empezó a caminar para que Kushina comenzara a empujarlo para sacarlo de la cocina lo más rápido que pudo, solo para cerrar la puerta de un golpe.

En ese instante, Rias y Akeno escucharon susurros gracias a su audición superior.

¡¿Es que tienes mierda en la cabeza?!— los susurros de la Uzumaki no serían escuchados por humanos normales, pero para dos demonios eran claramente oídos— ¡¿Cómo se te ocurre...traer a dos chicas a casa!? ¡A la vez!

... ¿Crees que yo quería esto? Ni siquiera sé cómo llegaron a mi cama.— Akeno cubrió su boca con su mano, suprimiendo sus risitas por escuchar eso del Uzumaki.

...Estuviste bebiendo, ¿Verdad?— la voz de Kushina sonaba extremadamente seria.

¿Qué? ¡No!— las demonios lograron escuchar con claridad la voz incrédula porque literalmente era un grito.

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