Capítulo 11: Conflictos

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Así que... ¿Te cortaste el cabello?— Naruto estaba sentado en un banco del parque, sus ojos enfocados en la mujer a su lado que le devolvía la mirada.

Si...— Xenovia asintió con la cabeza lentamente, su tono de voz serio haciendo que el Uzumaki rascara su nuca algo nervioso— ¿Por qué la eslinga? ¿Tienes roto el brazo?— había cierta curiosidad en el tono de voz de la peliazul, lo que hizo que el semidiós negara con la cabeza.

Es para disimular.— rápidamente, Naruto saco su brazo izquierdo, moviéndolo un poco, solo para volver a meterlo en su eslinga negra— Mi brazo ahora está bien. Solo que se curó muy rápido y no quiero atraer miradas de los demás estudiantes de la academia.

Los dos volvieron al silencio unos segundos, sin decir ninguna palabra hasta que la exorcista hablo.

... ¿Sabes...? Antes intente buscarte.— los ojos de la peliazul se movieron hacia delante, sus orbes perdiéndose en el parque frente a sus ojos— Desde que tú y tu madre fueron a esa iglesia en Italia...Antes siempre pensé que te protegería para siempre.

¿Por qué pensaste eso?— Naruto, al igual que la niña peliazul, miraba hacia delante, sus ojos estrechados mientras que escuchaba atentamente.

Porque te convertiste en una persona importante para mi.— una leve sonrisa nació en el rostro de la mujer exorcista, este volteando levemente la cabeza y enfocando sus ojos en el rubio semidiós— ¿No fue lo mismo para ti?

...Tienes razón. Fue lo mismo.— el Hijo de Thor asintió lentamente con la cabeza, su mirada bajándose un poco— Tú fuiste la única en defender a un niño sueco en un parque italiano...Fuiste la única en tratar de entender con señas y figuras lo que los demás niños no entendían con palabras...— una sonrisa de felicidad se formó en el rostro del joven semidiós, este llevando su mano a su ojo para restregarlo un poco— Tu...fuiste la única en jugar conmigo a pesar de no entender la mayoría de las cosas que salían de mi boca...

¿Lo recuerdas?— pregunto Xenovia con una sonrisa en su rostro, lo que hizo que Naruto riera un poco, volteando la cabeza para mirar a la mujer.

Si...aun pienso que serias una gran esposa.— una risa escapo de la boca de la peliazul por escuchar las palabras de su amigo.

¿Yo? ¿Esposa?— diversión estaba presente en las palabras de la exorcista, negando con la cabeza mientras que volvía a mirar hacia delante— Fue un gran juego.

Uno de muchos.— el adolescente semidiós asintió con la cabeza, lo que hizo que ambos volvieran al silencio.

Ambos no decían nada, solo miraban el parque donde uno que otro niño jugaba, permanecían calmados y sin exclamar ninguna palabra.

No quiero que te involucres en esto.— fue Xenovia quien rompió el silencio, sus ojos sin moverse de los columpios donde los pequeños jugaban.

...Y yo no quiero apartarme de nuevo.— el Uzumaki negó con la cabeza, sus ojos moviéndose lentamente para enfocarse en su amiga.

¿Por qué dices eso?— ante la pregunta de la exorcista, el Hijo de Thor volteo totalmente su cabeza para mirarla.

Porque te convertiste en una persona muy importante para mi.— la mujer peliazul volteo la cabeza al escuchar esas palabras, sus ojos mirando como su amigo la miraba profundamente con una pequeña sonrisa en su rostro.

Los dos se miraban, no decían nada, ojos azules chocando contra orbes marrones.

Yo...— Xenovia quiso hablar, su boca abriéndose para intentar decir algo, pero sin poder hacerlo porque alguien grito.

¡Oigan! ¡¿Ya terminaron!?— ambos adolescentes voltearon las cabezas, sus ojos enfocándose en una joven con túnica y cabello castaño atado en dos coletas— ¡Si no le diste un beso de despedida, hazlo ahora! ¡Tenemos una misión importante!

Furia BerserkerWhere stories live. Discover now