Parte 4: Remembering failed

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Verdi se despertó al día siguiente. Quedó dormido en su cuarto. Se encontraba caído de la cama junto a su sabana, con el pelo sudado y acariciando la botella vacía de vino en el suelo como si fuera su pareja. No recordaba nada después de aquel momento televisivo peculiar. Poco a poco iba levantándose, con un parpadeo de ojos más rápido y repeinándose la parte larga de su cabello hacia atrás, exceptuando los lados, de medidas más cortos en torno el pelo. El flequillo le caía por la frente y las pestañas y le incomodoba. Fue a mirar su reloj. Las 12 del mediodía. La mañana había pasado y practicamente ni se había enterado. Desde la ventana el cielo se encontraba muy claro, sin ninguna nube y con un sol que deslumbraba toda la ciudad, así lo justificó Verdi tras asomarse, colocando sus dedos entre su frente en modo toldo. Las calles estaban llenas de gente iba a la playa o volvía, para tomar algún carajillo o alguna caña en alguna terraza.

—Muy típico del país —pensaba Verdi, contemplando las terrazas que rodeaban abajo la calle—. Pero sigo con un vacío interino que ni el más calurosos de los veranos puede animar—. Murmuró tras volver a su cuarto—, aún así, todavía no recuerdo nada lo de ayer... —Verdi hacía memoria mientras se sentaba en el colchón y se recolocaba bien su camisa—, sólo recuerdo beber, saborear el vino y, también saborear visualmente el cielo nocturno cuando me asomé. Luego, ¿Qué más? ¿Había alguien? ¿Había algo? ¿Y el televisor? Sí, salió un hombre británico, o americano, no me acuerdo ahora. Me dijo algo. Cuidado con... ¿Con qué? Uf, ya me duele la cabeza de tanto pensar.

Los gestos del alcohol se notaban. Sin embargo, cuando se dirigía al baño para peinarse mejor y cepillarse los dientes, un ruido del exterior interceptó en sus oídos.

—¡Verdi, compadre! ¡Asómate! —gritaba un tipo desde la calle, unos gritos que, evidentemente, llamaban la atención de Verdi, con que dio media vuelta, reconociendo la voz de aquel individuo, y partiendo hacia la ventana de nuevo.

Ma ChérieWhere stories live. Discover now