(LIBRO 3) Han pasado cinco años desde que Tyler, el primer amor de Olivia Dallas, se subió a un coche y despareció literalmente de su vida, esfumándose como si jamás hubiese existido. Todo sucedió de forma tan repentina, que a ella no le dio tiempo...
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Antes que nada, quiero agradeceros a todos lo mucho que comentasteis en el anterior capítulo. (Por ello, no os he hecho esperar dos semanas para la actualización) ¡GRACIAS! 💕
En cuanto Grace abandona mi despacho para atender una visita urgente, una inquietante pregunta se abre camino en mi mente.
¿Por qué Tyler me afecta tanto? ¿Por qué después de tantos años alejado de mi vida y cuando se suponía que era algo ya superado, todavía lo logra? ¿Será por su innegable atractivo? ¿Será por su sensual elegancia en todo lo que hace o dice? ¿Por su carisma? ¿Por esa calma constante que parece mantener ante cualquier situación? ¿O será porque conoce mis debilidades al dedillo y no duda en utilizarlas en mi contra? ¿Por qué será?
No lo entiendo. De verdad que no lo entiendo y trato de encontrarle una buena explicación, así como tampoco entiendo mi ilógica reacción a su regreso. Me prometí a mí misma que conservaría todos sus recuerdos en alguna parte oculta y profunda de mi corazón, pero que seguiría adelante con mi vida sin él y, ahora, a su regreso, no he dejado de meter la pata una y otra vez, complicándolo todo con cada acción que he emprendido. ¿Dónde quedó la Olivia que se iba a mostrar fuerte y determinante frente a él? ¿Dónde quedó la Olivia orgullosa y que nunca más iba a permitir que la pisotearan? Por lo menos me habría gustado mostrarme algo más digna, pero ni eso. Es triste reconocerlo, pero me siento bastante decepcionada de mí misma por no estar controlando la situación ni una décima parte de lo que me gustaría. Siento que todo esto se me está yendo de las manos y, en momentos como este, me entran ganas de abofetearme hasta perder el conocimiento. No estoy en absoluto conforme con mi falta de asertividad. Encima, el destino parece no querer ponerme las cosas fáciles y me coloca en una prueba constante, no solo con su regreso sino también convirtiendo ahora a Tyler en mi compañero de trabajo. ¿Qué pasará ahora entre los dos? ¿Y qué pasará con Cameron? Le echo de menos y en algún momento vamos a tener que hablar.
Sacudo mi cabeza y cierro los ojos, tomando una profunda inspiración para tratar de reordenar las ideas en mi mente. Tengo que empezar a pensar más con la cabeza fría y no dejarme llevar tanto por este torrente incierto de sentimientos confusos que todavía no logro dominar.
La primera pregunta que me hago es: ¿Cómo ha conseguido Tyler el puesto de trabajo? ¿Mi padre lo ha contratado? Eso no tiene casi ningún sentido para mí, teniendo en cuenta lo poco que le cae en gracia mi querido hermanastro desde que descubrió nuestro pasado romance, pero está claro que nadie entra en esta empresa sin su aprobación. Entonces, ¿qué es lo que está pasando?
Me levanto y cruzo el despacho con el firme propósito de obtener las respuestas que necesito en este momento para no volverme loca. Me urge saber qué está pasando aquí, porque hasta donde yo sé, mi padre quería a Tyler muy lejos de mí. ¿Qué ha cambiado ahora? Algo ha debido motivar ese cambio y pienso averiguarlo.
Abro la puerta y salgo al amplio pasillo donde hay algunos pequeños corrillos de becarios hablando y tomando café, porque están en su hora de descanso. Sonrío cuando me miran de reojo y bajan la voz a mi paso, evitando que escuche sus conversaciones. Los pobres creen que, por ser la hija del jefe, me convierto automáticamente en jefa también. Si ellos supieran...
