Interesante

73 3 0
                                    

La cena transcurre divertida, Hugo se encarga de hacer reír a todos y sobretodo de hacerme reír a mí. Me ha prestado bastante atención cada vez que decía algo, y no paraba de interesarse por mí, pero también me he percatado de que Raquel y Verónica no paran de mirarnos, esto no va a acabar bien, lo sé.

Al acabar hemos decidido irnos andando hacia un punto que nos viniera bien a todos para luego volvernos a casa. Comenzamos a andar y rápidamente Hugo se pone a mi lado ante la atenta mirada de dos de sus amigas:

-Al final no te caigo tan mal ¿no?- Me pregunta con cara de angelito, y yo me rio.

-Bueno, bueno... - Digo y nos reímos juntos.- En realidad me he divertido mucho contigo, pero ya sabes que no te puedes pasar ni un pelo de listo.

-No, ya tranquila, me ha quedado muy claro.- Responde con sinceridad levantando las manos en alto.

Nos unimos a los demás y veo como de nuevo, Raquel y Verónica cuchichean mirándome por el rabillo del ojo. Cómo odio eso. Aún así intento no prestarles demasiada atención y no darle mucha importancia porque si me pongo a darle vueltas no salgo de ahí, y me he propuesto pasarlo bien.

Después de un largo rato llegamos a una urbanización donde vive uno de los amigos de Mérida. En realidad estamos muy cerca de su casa pero habíamos acordado que mi madre nos recogiera a las dos para dormir en mi casa lo más cómodas posible. Por cierto, creo que no lo he mencionado pero mis padres se divorciaron hace mucho, con mi padre vivo en un piso, junto con su mujer y la hija de ella, también paso la mayor parte de los fines de semana en la gran casa de mi madre, ella vive con su pareja pero al ser dos siempre hay muchos más espacio así que yo y mis amigos podemos pasar allí alguna que otra noche, cenando o incluso viendo películas.

Al llegar a ese lugar nos sentamos todos en un anfiteatro, Raquel y Verónica se sientan al lado de Hugo, este sin hacerles mucho caso:

- Eva ven siéntate aquí.- Me dice y señala un espacio al lado suya, que todos sabemos de sobra que mi culo no entra ahí.

-¿Dónde pretendes que me siente, encima tuya?- Pregunto con voz irónica.

-Pues no estaría mal.- Me responde y yo sorprendida por la mirada que sus dos amigas le acaban de echar.

Uno de los chicos para romper el hielo me propone coger un patinete eléctrico, y sin mucha divagación acepto. Todos hablan, me miran y se ríen al ver lo torpe que soy para esas cosas. Hugo no para de decirme cosas y eso me pone muy nerviosa. Sus dos amigas al percatarse de la atención que este tiene en mí, deciden desistir por estar con él, pero comienzan a decir cosas que no entiendo mucho:

-Hugo tú siempre estás igual, ella va a ser otra más ¿verdad?- Le dice Raquel con la intención de que todos le oigamos. Él rie y responde:

-Raquelita, no te enfades, que tú siempre serás mi niña.- Y la abraza.

Ante la respuesta de Hugo hago una mueca casi inconscientemente, no entiendo que me pasa, y decido centrarme en hacer bien lo que me está enseñando el chico que tengo enfrente, porque no quiero volver a caerme.

Cuando me canso de caerme más de diez veces, desisto en volver a intentarlo, esas cosas no son para mí. Hugo al ver que me voy a sentar lejos de él, deja a medias la conversación con Vero:

-Ven siéntate conmigo.- Me giro y me doy cuenta que me lo dice ami.

-Hugo quieres dejar a la chica que se siente donde quiera, estás pesadito eh.- Replica Vero malhumorada.

-Cuando me interesa algo sabes que no paro nena.- Le responde y me guiña un ojo. Colorada como un tomate me acerco donde me dice y me siento. Lo miro, me mira, bueno en realidad todos nos miran, pero cada uno empieza una conversación. De vez en cuando le toco el pelo, veo que le gusta, y yo tengo esa manía. Obviando todas las miradas esta vez soy yo la que le hablo a Hugo curiosa:

-Bueno, y después de haberme conocido un poco más, ¿qué piensas ahora sobre mí?- Le pregunto, e intento no parecer muy interesada, aunque no sirve de mucho.

-Interesante, muy interesante.- Me sonrojo, mis mejillas arden, sonrío.

-Es la primera vez que me dicen algo así, no me lo esperaba.- Él me sonríe y sigo tocándole el pelo.

-Vamos, juguemos a algo, que estoy demasiado aburrida.- Interrumpe Raquel. Todos asienten y deciden jugar a verdad o reto, y no sé por qué pero me da la sensación de que esto no va a acabar bien.

Tras responder varios a algunas preguntas y otros a un reto, mi mejor amiga, que me conoce muy bien habla:

-Te toca Eva.- Me mira y luego con complicidad mira a Eli.

-No seas mala, que nos conocemos.- Le desafío.

-No...- Dice irónica. Me da la sensación de que a ella también le molesta que esté así con Hugo, aunque no le presto mucha atención.

-Bueno, entonces elijo reto.- Digo en tensión.

-Bien, entonces...- Piensa unos segundos, y dice sin rodeos.- Te reto a besar el cuello de Hugo durante un minuto.- Me mira con malicia. Estoy sorprendida, no me esperaba eso, pero sonrío y miro a Hugo:

-Si a usted no le importa, tengo que hacer el reto.- Él me mira sorprendido, no esperaba que lo fuera a hacer, y yo mostrando mi valentía, le cojo y hago que se levante. Al ser más alto que yo me tengo que poner de puntillas, le cojo del cuello y lo noto muy tenso. Ante la mirada de todos lo hago, comienzo a dar pequeños besos debajo de su oreja, sigo hacia bajo, y muerdo, un mordisquito, otro, y cuando estoy decidida abro mi boca y con mi lengua lo saboreo. Noto que algunos me miran sorprendidos, otros no prestan atención, mis dos amigas ríen, y sé que en este mismo instante me he ganado un par de enemigas.

Acabo mi reto, Hugo parece que se relaja por un momento y se sienta, yo hago lo mismo y a los pocos segundos recibo un mensaje de mi madre "¿dónde tengo que recogeros?", le explico donde estamos y hablo con Mérida:

-Nena vamos a la puerta que mi madre está al llegar.

-Está bien, vamos a despedirnos.- Me responde ella.

Uno a uno me despido con dos besos, hasta que llego a Hugo:

-Espero volver a verte.- Dice en mi oído cuando me acerco a él para darle los dos besos, cuando termino sonrío y asiento sonrojada. 

Nos dirigimos mi mejor amiga y yo hacia el coche que ya está en la puerta de la urbanización, nos subimos y suspiro con alivio, no me había dado cuenta pero estaba tensa, supongo que la situación no es que fuera de lo más cómoda, con las miradas de Verónica y Raquel puestas encima mía todo el rato. Pese a eso, me lo he pasado genial, quiero repetir pronto.

La vida de EvaOnde histórias criam vida. Descubra agora