Cosas que salen mal

70 3 0
                                    

Como cada mañana del sábado; limpio, canto, bailo... Por la tarde Alexandra y yo vemos que nos vamos a poner esa noche. Ambas tenemos muchas ganas; ella se ha estado mandando algún mensaje que otro con Adri, unos de los chicos que conocimos el pasado sábado, y yo pues me siento muy a gusto con David. Aunque no vayamos a tener nada porque estoy bastante centrada en Hugo, me encanta como me cuida y se preocupa por mí.

Cuando llegamos a la dirección que me envió ayer David me pongo muy nerviosa. Su casa está en la misma urbanización en la que estuve con Hugo la primera vez que nos conocimos, y recordarlo por un lado me gusta, pero por otro no puedo evitar sentirme un poco inquieta. Desde que nos despedimos ayer no hemos vuelto ha hablar, y yo intento darle su tiempo porque sé que puedo ser muy pesada y agobiante. A pesar de ello no puedo evitar cavilar en si él estará pensando en mí tanto como yo.

La puerta del ascensor se abre y me saca de mis pensamientos. Cuando David nos abre la puerta decido abandonar mis ideas por un rato y distraerme, es más; lo necesito.

-¿Qué tal guapas?- Lo saludamos con dos besos y él tan sonriente como siempre.

-Pues aquí estamos, lo prometido es deuda.- Le digo con media sonrisa.

-Muy bien, así me gusta, que me hagas caso.- Nos invita a entrar y nos sentamos.- ¿Queréis cenar?- Alex y yo nos miramos, las dos hemos salido sin cenar y pensábamos comprar algo para no morirnos de hambre, pero con la charla del camino se nos ha pasado.

-No te preocupes, ahora cuando vayamos a bote nos compramos algo y yasta.- Le responde Alex.

-No seáis más tontas anda, que a mí no me importa daros de comer.- Se ríe y añade.- ¿Os gusta las quesadillas? Yo las hago buenísimas, aunque la verdad no es que sepa hacer mucho más.- Dice con sinceridad.

-No las he probado nunca sinceramente, pero soy muy delicada para comer.- Le aseguro.

-Pues te van a encantar ya verás.- Y se marcha a la cocina a preparárnoslas. De pronto escuchamos el timbre y vemos como empiezan a entrar los chicos de la otra noche con todo tipo de bebidas. Nos saludan todos y se acomodan en la casa como si fuera suya. Presiento que ellos han venido bastante veces aquí, así que decido preguntarle a Adri.

-Oye, ¿ustedes venís mucho a casa de David?- Me mira y se ríe.

-Muchos fines de semana los padres de él se van y ¡qué mejor compañía que nosotros! ¿Verdad David?.- David aparece con dos quesadillas en la mano que tienen una pinta riquísima. Este pone los ojos en blanco y asiente sin mucho entusiasmo.

Durante más de una hora compartimos anécdotas y risas, todos son muy alegres y agradables. Al rato me quedo pasmada cuando veo a uno de ellos liándose un porro. 

-¿Pero ustedes fumáis esa mierda?- Pregunto algo molesta. No me han gustado nunca las drogas.

-Esta mierda está muy buena.- Me responde el mismo que ya se lo está fumando y muchos lo corroboran.

Obvio mi discurso de "madre de todos" que siempre suelo acabar dando con el tema de las drogas, y me centro en beberme mi copa de vodka con limón. 

-¿A qué hora os tenéis que recoger?- Pregunta David para romper en silencio incómodo que se ha formado.

-Pues como muy tarde a las 3 am.- Respondo.

-Y supongo que querréis que os acompañemos.- Ambas nos miramos y asentimos con cara de pena. David piensa un minuto y espeta: -¿por qué no os quedáis aquí a dormir? 

-¿Estás loco? ¿Y qué le digo a mi madre? ¿Que me voy a quedar en casa de un amigo que acabo de conocer? Seguro que me deja.- Le dice Alexandra con ironía.

La vida de Evaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن