Algo diferente

73 3 0
                                    

Ayer Hugo se fue molesto y no me ha mandado ningún mensaje. Decido hablarle yo para ver si quiere quedar hoy. Realmente no le he escrito antes porque quería darle su espacio, no sé qué hice mal pero no era mi intención y eso debería saberlo.

-"Hola, ¿qué tal? ¿Hoy nos vemos?."- Estoy nerviosa, no quiero que lo que hasta ahora tenemos se vaya a perder.

Espero ansiosa 5 minutos y nada, no me responde, y no sé si debería volver a hablarle. ¿Enserio la he "cagado" tanto como para que deje de hablarme? No entiendo nada, y eso me cabrea. Pero responde, y aunque me esperaba que fuera más seco o borde me dice:

-"Hoy nos vemos, pero será algo diferente. A las 5 donde siempre pequeña."- No puedo evitar emocionarme. Pero al ver la hora me sobresalto. Son las 16:09 pm y aún me tengo que duchar y arreglar.

Rápidamente delibero que me voy a poner, y elijo pensando en él; una falda gris que sé que le encanta, y una camiseta un poco holgada de color negro. Decido no ponerme medias porque primero; me las puede romper Hugo con lo animal que es, y segundo; tengo las piernas suficientemente morenas y bonitas como para lucirlas.

A las 16:45 pm ya estoy en dirección a nuestro parque, especialmente a nuestro banco, y sí lo considero nuestro porque ya son muchos los días los que pasamos allí contándonos nuestra vida y besándonos una y mil veces.

Recibo una mensaje de Mérida:

-"¿Qué te parece venirte a mi casa hoy? Estoy sola y me aburro demasiado."- Le digo que he quedado con Hugo, pero que en cuanto termine voy. Ella me contesta con un emoji sonriente y dice que me espera.

Estoy allí antes de tiempo. ¿Francamente? Estoy de los nervios. Pero ¿y cuándo no?.

Aparece y yo veo a Dios, a mi Dios griego. Mi cara se ilumina, mi sonrisa se muestra abiertamente, y rezo porque todo se arregle y estemos bien.

Me da un beso corto, pero intenso ,y habla:

-Tenía muchas ganas de besarte peque.- Me sonrojo y respondo.

-¿Pero entonces estamos bien?.- Él parece no entender de lo que hablo, y cuando se da cuenta me sonríe.

-Claro nena, soy un gilipollas por irme ayer así. Supongo que nunca he tenido ocasión de poder... ya sabes.- Y yo asiento, pero añade.- Y me pone nervioso saber que contigo puede pasar, y aunque tengo muchas ganas, también tengo miedo de defraudarte.- Me sorprende gratamente su sinceridad, y me enternece, así que le respondo.

-Todo a su tiempo cariño, y no te preocupes porque nadie nace sabiendo. Yo también tuve que aprender ¿sabes?- Le cuento mi primera vez, o más bien, mis primeras veces. En general: todas un desastre. Es complicado saber que te gusta desde un primer momento, y sobre todo saber disfrutar. Es algo nuevo, y a mí me resultó bastante difícil sentir todo aquello que describen como "lo mejor del mundo". 

Observo que todo el tiempo mira la hora, y un poco molesta le recrimino:

-¿Qué te pasa? Te noto inquieto, y no me prestas mucha atención. Además no paras de mirar el móvil, ¿te tienes que ir o algo?.- Se ríe y me responde:

-Sígueme vamos.- Se levanta y de repente me acuerdo del mensaje que me mandó antes "... será algo diferente...". Se me ocurren mil cosas, y no voy a negar que tengo un poco de recelo. A ver dónde acaba esto.

Me coge de la mano y nos dirigimos a la urbanización de Mérida. Cuando llegamos lo miro dudosa.

-¿Qué hacemos aquí?- Me sonríe y responde.

-Quería estar un poco más a solas contigo. Ven, entra. - Lo miro incrédula, pero aún así hago lo que me dice y lo sigo. Subimos al ascensor y llegamos a la última planta, me dice que suba las escaleras y salimos a la azotea. Al ver mi cara dice:- No suele subir nadie, así que no te preocupes.

La vida de EvaWhere stories live. Discover now