Nueva regla

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Jueves 18:20 pm.

-Entonces, ¿nadie lo sabe?- Pregunta Hugo sonriendo.

-Excepto los que nos ven en este parque, pero no. Nadie lo sabe. Además, no sé lo que tenemos y no sé lo que quieres tener tú.- Lo miro y él hace una mueca.

-No tenemos por qué tener nada, estamos bien así ¿no?.- Pero a mí no me gusta esa respuesta.

-Supongo.- Respondo cabizbaja.

-Ven aquí anda.- Me coge por el brazo y me sienta a horcajadas sobre él. - No te rayes pequeña, solo tú y yo sabemos lo que es esto. ¿Para qué necesitas que los demás lo sepan?

-Pues no sé Hugo, llevamos cuatro días quedando, y en realidad yo no sé...- Pero antes de terminar me interrumpe.

-Vamos, déjate llevar, y no pienses en nada más, solo en ti y en mí.- Entonces me devora, y yo sin divagación hago lo mismo. Nos calentamos, ambos ya sabemos como hacerlo. Llevamos cuatro días conociéndonos, saboreándonos, explorándonos.

Mete las manos debajo de mi camiseta, las recorre lentamente por toda mi espalda, llega a mis nalgas y las aprieta. Eso me gusta, más bien me vuelve loca, y sin querer mi respiración se acelera. Sinceramente no me gusta estas cosas en público, y menos en un parque de niños, pero este hombre me lleva a unos límites que ni yo misma puedo frenar. Lo deseo, y sé con certeza que él también a mí. Por lo menos eso dice su entrepierna todos los días. Pero lo freno, aún no me va eso del dogging.

-Enserio, o paramos o yo no sé qué va a pasar.- Digo con la respiración entrecortada. Él sonríe y responde.

-No sabes lo que me gustas pequeña, eres única de verdad. -Me vuelve a besar, pero esta vez brevemente. 

Estoy ilusionada, la verdad que muchísimo, y eso me asusta. Una parte de mí sabe que esto no va a acabar bien; yo me pillaré más que él, y él solo querrá echar un polvo. Lo sé porque me ha ocurrido un par de veces ya. Pero como parece que soy masoquista, otra parte de mí sigue intentando que salga bien, aunque ni yo misma lo crea. Por lo que se ve me encanta chocarme con los muros, y hasta que no me abra la cabeza no pararé, ya me conozco.

-Hugo, ¿qué esperas de esto?.- El resopla.

-¿Otra vez con lo mismo?- Pero me levanto molesta y decido mirarlo seriamente.

-Solo quiero saber qué sientes por mí. Necesito saberlo, enserio.- Él desiste y responde.

-Lo único que sé es que me gustas, me pones, y quiero pasar tiempo contigo.- Yo asiento, y en parte me esperaba que dijera eso, tampoco ha dado mucho tiempo a "enamorarnos", aunque como siempre, yo estoy más enganchada a él, todos lo sabemos.

-Está bien, entonces ¿cuándo vamos a matar las ganas?.- Me mira sorprendido y yo le dedico una sonrisa traviesa.

-Pues no sé, es que yo nunca estoy solo, y bueno...- Veo que se rasca la cabeza nervioso y mira hacia todos lados.

-Espera... ¿no lo has hecho nunca verdad?.- Teniendo en cuenta que es un año menor que yo, puedo entenderlo, aún así le pregunto sorprendida.

-A ver, no. Pero sí que he hecho muchas cosas, aunque eso... pues no.- Responde avergonzado, y siento ternura al verlo así.

-No te preocupes nene, es normal, ya llegará el momento, y no tiene por qué ser conmigo si no quieres. Pienso que la primera vez es algo que lo recuerdas para siempre, aunque para los tíos quizás no sea así. Pero que por mi parte no tienes que tener prisa de verdad. Llegará, te lo aseguro.- Le sonrío, pero parece que mi discurso no le ha sentado muy bien y se levanta.

-Eva, me tengo que ir ya, tengo que entrenar y voy a llegar tarde.- Yo asiento pero no entiendo nada, entonces me besa rápidamente y se va. Me deja desconcertada, pero decido irme para mi casa y no hacerle demasiado caso. 

Cuando llego Mérida me llama por videollamada:

-¡Niña! ¿Dónde te metes? Llevas unos días que por las tardes desapareces y ni me hablas.- Me pregunta preocupada. Ella todavía no sabe nada del tema de Hugo, como le dije antes a él, no lo sabe nadie, aunque bueno David supo lo del primer día, pero lo paso por alto. Ahora entiendo por qué Mérida no me contó nada de lo que pasó. Pero ¿por qué no voy a poder contárselo a mi mejor amiga? Me respondo sola y decido explicárselo todo.

-Tengo muchas cosas que contarte. Esto da para largo, así que ponte cómoda y sobre todo ponte los casco porque no quiero escandalizar a nadie de tu familia.- Nos reímos, y me hace caso porque sabe que puedo contarle cualquier locura. Aprovecho para relatar con máximo detalle todo lo ocurrido en estos cuatro días, ya que estoy sola en casa y nadie me puede escuchar.

Mérida permanece ante la pantalla de su móvil asombrada. Ahora entiende muchas cosas de estos días; mi felicidad constante cuando me mandan un mensaje, mis rechazos de llamada cada tarde, mi "moratón con la puerta" que tengo en el brazo... Esto último me ha costado una pelea con mi padre; a mí no se me ocurre otra cosa que inventarme que "Eli me pega." Mi padre no entendía nada, pero dije que eran juegos de nosotras, madre mía de la que me libré.

-Estoy alucinando Eva.- Nos reímos y añade. -Entonces, todo esto significa que estáis juntos ¿no?.- Pero al ver mi cara frunce el ceño.- ¿Qué pasa?

-Pues no tía, no estamos juntos, ni creo que vayamos a estarlo. Hoy me ha dejado claro que le gusto pero no quiere empezar nada. Pero en realidad yo tampoco sé si quiero. Vengo ya cansada de una relación de cuatro años, ¿de verdad quiero volver a tener novio?.

-Amiga mía, como se suele decir; el amor no entiende de edades, pero te aseguro yo, que mucho menos entiende de tiempo.- Afirma Mérida.

-Quizás. Pero bueno, dejare que él de los pasos que quiera, y yo pues me amoldaré a ello- Decido, aunque no estoy muy convencida.

-Vale, nueva regla: no pensar en ello. Te va a traer más inquietud y enfado que otra cosa. Deja que el tiempo pase y que sucedan las cosas como quieran. Ten claro tus sentimientos hacia él, y sobre todo piensa con la cabeza y no con el corazón lo que realmente te conviene.- Y nuevamente agradezco a Dios y a "la madre que la pario" por tener a esta gran amiga en mi vida.

-Tienes toda la razón. Lo intentaré.- Le prometo a mi amiga, aunque ella y yo sabemos que voy a estar dándole vueltas día y noche. 

Finalizo la llamada y me obligo a bañarme para relajarme y no pensar en nada. Aunque cuando estoy desnudándome, él aparece de nuevo en mi cabeza; sus manos recorriendo mi espalda, su boca devorándome el cuello, su lengua saboreando la mía... los bellos de todo mi cuerpo se erizan. Solo con recordarlo estoy deseosa, y para apaciguar un poco mi fuego interno, decido fantasear y tocarme en la ducha. Necesito despejarme, y eso ayuda bastante. 

Viernes 7:03 am.

El despertador suena y me levanto más alegre de lo normal. Hago lo habitual y cuando estoy lista me dirijo a clase. Toca hacer deporte a primera hora, pero todos estamos de buen humor porque ya empieza el fin de semana. 

Jaime nos manda que hagamos unos ejercicios y mientras él explica.

-Chicos, no quiero que os alarméis. El próximo examen va a ser correr 30 minutos sin parar.- Muchos le interrumpe pero él haciendo caso omiso sigue con su explicación. -Todos podéis hacerlo, estoy seguro, pero para ello hay que estar preparados. Por lo tanto, las próximas clases nos dedicaremos a buscar nuestro máximo rendimiento, sin embargo no solo basta con las dos horas a la semana que tenemos. Aunque algunos sé que pueden hacerlo sin esfuerzo, los otros que tenéis un poco más de dificultad deberéis hacer deporte diariamente.- Sentencia Jaime con firmeza.

No me gusta el deporte, no me gusta correr, no me gusta este próximo examen, pero en la vida hay millones de cosas que no me gustarán nada y tendré que tragar y hacerlas. Así que rápidamente hablo con Mérida y Eli, y ambas están de acuerdo en que hacer deporte juntas será lo mejor.

Cuando llego a casa ese día decido hacer una playlist en Spotify con canciones para hacer deporte, y no puede faltar "New Rules" de Dua Lipa.









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