Mala mujer

74 3 2
                                    

Sábado, 11 am. 

Mi padre entra en la habitación:

-Eva, toca limpiar, vamos levántate.- Cierra la puerta y menos mal, porque si me estuviera mirando ya lo habría fulminado con la mirada. 

Aunque odie con todas mis ganas limpiar, quiero tener un buen día. Hoy se bebe y se sale, así que mi alegría no me la va a quitar ni la escoba ni el limpia cristales. 

Desayuno con Alexandra (mi "hermanastra" aunque odio llamarnos así, por lo que normalmente decimos que somos hermanas), nos repartimos las tareas y hoy me toca a mí poner la música. Así que decido mi lista de reproducción que hice la semana pasada, pongo el altavoz a todo volumen y al sonar "Mala mujer" de C. Tangana, mi motivación sale a la luz, y lo doy todo. Canto, limpio, bailo, limpio... y así sucesivamente, hasta que las dos terminamos.

Tras una hora, comemos y hablamos de los planes que tenemos cada uno para hoy. Mi padre y su mujer se van a cenar y supongo que volverán tarde, y Alex ha dicho que igual se pasaba con sus amigas por bote sobre la hora que yo voy, para luego volvernos juntas a casa. 

La tarde se pasa volando, he estado viendo una película, luego he hablado con Mérida para saber a que hora hemos quedado y qué nos vamos a poner, y por último me he pintado las uñas, que por cierto, las tenía horrorosas. 

Son las 8, y ya estoy lista. Me he puesto un vaquero, con una camiseta de levi's blanca y roja, y unas vans old skool negras. Decidida salgo hacia casa de mi mejor amiga, hemos acordado cenar allí porque bote está muy cerca de su casa. Como siempre saco mis cascos y andando relajadamente. Me gusta la sensación de sentirme sola y libre.

Después de cenar pizza, alguna que otras patatas y helado de postre, nos vamos hacia bote mientras charlamos:

-¿Estás bien? Te noto muy pensativa hoy.-Me pregunta Mérida.

-Sí, pero no te voy a mentir, estoy deseando encontrarme con Hugo... No paro de pensar en él, aunque no lo entiendo, ¿lo conozco de hace dos días y ya estoy así?- Le explico molesta por la situación.

-Eva, te pillas muy rápido, eso lo sabemos.- Dice de manera obvia.- Si quieres verlo, búscalo, pero tú y yo sabemos que eso es lo que él quiere, y que yo sepa, tú no vas detrás de nadie ¿no?.-Me recuerda.

-Pues no, tienes razón.- La miro.- Dejemos el tema y vamos a pasarlo bien ¿vale?, es lo que necesito.

-Claro corazón, piensa en que esta noche solo importas tú, y lo bien que te lo vas a pasar, ya verás.- Me abraza con cariño.

En dos minutos llegamos y vemos a nuestros amigos en un banco sentados, y digo mis amigos porque supongo que si cuentan conmigo para salir lo somos ¿no?. Yo y mis rayadas mentales. Mejor dejémoslo ahí.

Aunque parezca mentira Vero se ofreció a compartir conmigo su bebida. Y yo encantada de ponerme "contentísima" hoy, acepté sin rodeos. Así que entre una copa y otra charlamos animadamente entre todos, y ya noto como el alcohol me va afectando.

A lo lejos veo como cincos chicos, o quizás sean cuatro no estoy muy segura, vienen hacia nosotros. En mi estado ya no sé ni diferenciar los nombres, así que ni me acuerdo de que Hugo podría aparecer en cualquier momento. Pero un azote de realidad recorre mi confusa mente y lo veo. Hugo con un rostro serio aparece delante de mí, y yo empiezo a reírme descontroladamente. La situación me pone nerviosa, y supongo que las copas demás no ayudan a que me relaje. Entonces le hablo:

-¡Hombre! El gilipollas de turno ha aparecido, ¿qué haces aquí?.- Mérida no estaba prestando mucha atención hasta que me ve delante de él y rápidamente viene hacia mí, porque sabe que cuando bebo puedo hacer cualquier locura.

-Eva ven conmigo, que necesito contarte una cosa.- Se inventa para quitarme del medio, pero me resisto.

-Espera tía que esta personita de aquí aún no me ha contestado. - Le explico señalándolo con el dedo. Mi amiga cierra los ojos en busca de paciencia.

-Eva, deja de beber, por tu bien.- Responde Hugo quitándome la copa de la mano con autoridad.

-¿Perdón? ¿Quién se supone que eres tú para decirme lo que tengo que hacer?- Su mirada se endurece, y me obliga a mirarlo a los ojos.

-No soy nadie, pero no quiero verte así, me das pena.- Replica con asco, y no sé cómo pero antes de que acabara la última palabra ya estaba mi mano estampada su cara. 

Todos se quedan atónitos por lo que acaban de presenciar. Mérida con ayuda de Eli me quitan del medio porque yo comienzo a gritarle todo tipo de cosas. Estoy cabreada, muy cabreada. Lo odio, ahora mismo lo odio mucho. ¿Es subnormal o qué le pasa?

Tras alejarme de allí, Eli y Mérida hablan conmigo, pero yo no puedo controlar más mi rabia y comienzo a llorar:

-Eva, haz el favor de relajarte.- Habla Eli intentando calmarme. Aunque es inútil, no puedo parar de llorar.

-¿¡Qué coño le pasa tía!? ¿Qué le doy pena?, es que no entiendo nada de verdad.- Replico sollozando.

-Escúchame, lo único que quiere es joder, ¿no te has dado cuenta?- Afirma Mérida.- Y vaya si lo ha conseguido.- Resopla también enfadada.

A los 10 minutos estoy más calmada, o eso intento aparentar. Alexandra me está buscando y no quiero estropearle la noche a más nadie. Así que pareciendo bipolar, me intento olvidar de lo ocurrido, limpio mi rimel corrido de la cara y trato de parecer lo más feliz posible. ¿Tiene sentido? Pues no, ya te lo digo yo, pero si Hugo me ve por casualidad no quiero que vea que sigo llorando, aún me queda orgullo, poco pero queda.

Una hora después estoy hablando con unos chicos que acabo de conocer, Raquel me ha informado que uno de ellos es exnovio de una chica del grupo, pero yo ni corta ni perezosa me acerco a él. Está hablando con Eli, ambos están afectados al igual que yo por el alcohol, y cuando me ve me dice:

-¡Hola guapa! Soy David ¿y tú eres?- Me pregunta con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Hola! Soy Eva, amiguisíma de Eli ¿verdad?- Eli asiente divertida y nos reímos sin ningún sentido. 

Charlamos más de una hora sin darnos cuenta, este chico me ha caído increíble y no podemos parar de hablar. Entre risas nos hacemos vídeos y fotos, y me doy cuenta de que Eli ha desaparecido hace un rato porque llega Mérida y me informa de que ellas ya se van:

-¿Te vas a venir con nosotras o qué vas a hacer?- Me pregunta, y miro a David.

-¿Me acompañarías luego a mi casa? - Digo con cara de pena.

-¡Claro mujer! Conmigo llegará sana y salva Mérida, vete tranquila.- Asiente no muy convencida y me dice que mañana me llama.

Se despiden todos de mí, Alexandra y yo nos quedamos con los chicos que hemos conocido, realmente nos lo estamos pasando muy bien. David no para de hacerme reír y yo encantada de que lo haga. Pero es tarde y nos tenemos que ir.

Al salir de bote veo a lo lejos a Hugo hablando con una chica, este se percata de que me voy a ir y me mira. A sabiendas de ello me abrazo a David. Sé que a Hugo no le va a gustar verme así, por lo que decido ser un poco más "mala". Me pongo de puntillas y beso a David. Me corresponde y siento que Hugo no nos quita la mirada de encima. Al acabar seguimos andando y me giro para mirarlo por última vez y pienso en mi cabeza un gran "jódete".

El camino a casa se hace rápido, bastante agradable y aunque hoy en día es algo muy raro,  me he sentido segura. Finalmente nos despedimos de David y el amigo que se ha ofrecido a acompañarnos, y le agradecemos a ambos el venir hasta aquí con nosotras. 

Cuando entramos en casa, Alexandra me mira con mil dudas en su cabeza y me interroga:

-¿Qué ha pasado tía? Te he visto besando a David y me he quedado bastante asombrada.

Esa noche dormimos juntas. Decido contarle lo que ha pasado, y ella me cuenta también su noche. Después de explicarle todo me aconseja que pase de Hugo, piensa que no merece la pena, y que entrar en su juego significará sufrir gratuitamente. Y aunque ella no lo conozca de nada, le doy la razón. Pero a pesar de todo, esa noche no puedo quitarme de la cabeza al maldito Hugo y por fín me quedo dormida.





La vida de EvaWhere stories live. Discover now