Adelanto

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Arriba he puesto una imagen de los protas ^^

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Arriba he puesto una imagen de los protas ^^

Os dejo con un adelanto.
En el siguiente capítulo puede ocurrir de todo o nada.

Besitos 😘😘😘😘😘😘

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Unas tres gotas le servirán para que su hombre esté a sus pies. Para asegurarse de que sea efectivo, depósitalo en los puntos vitales del cuerpo: cuello, escote y muñeca. Los efectos pueden durar dependiendo del tiempo que estés con él en el mismo lugar.

Gigi miró con cierto recelo el bote, que tenía forma de prisma, y llevaba el dichoso contenido mágico. Era de color lavanda. Aún no lo había destapado. Ni olido. Venía con un trocito de papel que eran las instrucciones, de las cuales había leído ciento de veces. Aunque no había ido a la tienda, Samantha se había encargado de ir, la muy pícara y alocada.

Una vez que había coincidido con ella en una cena que había organizado uno de sus vecinos comunes, sin previo aviso y sin preámbulos, le dio uno también. Con los ojos como platos, miró a su amiga, que comía tranquilamente de su plato. Tranquilamente se traducía a gestos meticulosos, fingiendo la más absoluta normalidad. Como si no le hubiera dado una cosa hecho de la magia negra.

- Esto es inmoral. Inapropiado - Sam le apretó la mano para que lo escondiera.

La señorita Stranford lo escondió en el bolsillo de su vestido. No respiró tranquila aunque ninguno de los invitados se fijó en ella.

- Shhh. Creía que eras más aventurera.

- Comparándome contigo, soy la que menos hago tonterías - le lanzó una pullita que ella no se dio por aludida.

- Quedátelo. No me lo debes y ni me tienes que dar las gracias - erre que erre -. Si funciona, me lo dirás.

- ¿Cómo? Si no lo voy a poner en práctica - la otra joven puso los ojos en blanco.

- Pruébalo y me dirás - le insistió -¿Quién sabe? A lo mejor te casas antes que Isabelle.

Iba a regañarla cuando la anfitriona dio por finalizada la cena, y se disponía a quedar las mujeres solas mientras que los hombres se iban a fumar y a charlar.

De regreso al presente, aún rodaba entre sus dedos el botecito, indecisa de si usarlo o no. El ruido de la puerta de su dormitorio al abrirse la sobresaltó. Tanto que estuvo a punto de caérsele de sus manos.

Por poco.

- Sus padres preguntan cuánto va a tardar en bajar.

- Un minuto - dominada por un inesperado nerviosismo, se echó rápidamente el perfume y lo guardó en su bolso -. Ya estoy lista.

Cogió su chal y pasó por delante de su doncella. Esta no le extrañó su comportamiento.

¿Qué había hecho?

Era demasiado tarde para arrepentirse. Vería si tenía efecto o no en esa misma noche.

Mírame a mí  © #2 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora