༄Hace años y años en aquellos tiempos donde la realeza era el alma de un pueblo, se encontraba un hermoso y resplandeciente príncipe que estaba a punto de ser sacrificado para ser entregado a su verdadero creador, el señor sol.
「 ¡Bienvenido al apar...
Hoseok suspiró sonoramente. Se movió por la habitación, revisando que todo lo necesario se encontrara en el lugar correcto, y sonrió de lado tras corroborar lo perfecto que estaba.
Escuchó la puerta abrirse y vio ingresar al resto de los integrantes del equipo de la estrella pop del momento. Saludó amablemente a cada uno de ellos, quienes le devolvieron el gesto con ánimo y cariño antes de dedicarse a prepararse para cumplir sus tareas.
Dicho proceso, transcurrió de forma tranquila y bastante silenciosa. Generalmente era el propio Hoseok quien optaba por hacer bromas y hablar sobre temas al azar, para así poder animar el ambiente. Esto dado a que, si bien todos se llevaban muy bien, últimamente estaban agotados y el entorno a veces se volvía pesado.
Pero en esa ocasión, ninguno escuchó a Hoseok hablar o reírse como normalmente lo hacía. Y es que el pelinegro no estaba con ánimos, ni siquiera como para fingir que estaba bien. Se sentía cansado y triste, y no podía ocultarlo en absoluto.
Hoseok siempre intentaba encontrarle el lado positivo a las cosas. Le gustaba pensar que había que intentar sonreír, por más que se haya sufrido de un muy mal día. Pero, por primera vez, no podía lograr siquiera regalarle a las personas una pequeña sonrisa.
Él quería aparentar que todo estaba bien, pero la realidad era que el día anterior —precisamente la noche— había sido un completo asco. Hoseok había llegado a su límite; se cansó de guardar sus pensamientos amargos, por lo que decidió decirlos en voz alta.
Se sentía culpable, no así también arrepentido. Porque él se había guardado sus mierdas para evitar entrar en un conflicto con el otro, pero este nunca hacía lo mismo; y Hoseok se cansó en ser el único que se preocupaba por la persona que estaba a su lado.
En sus veintiséis años de edad, nunca antes había tenido una relación amorosa seria. Siempre se había limitado a tener encuentros de una sola noche o —como mucho— relaciones pasajeras. No estaba seguro de haber experimentado lo llamado "enamoramiento". Y no era porque él se negaba a interesarse románticamente por alguien, sino porque no había podido encontrar a esa persona especial.
Pero a pesar de lo que el resto llegara a insinuar acerca de su soledad, Hoseok se sentía a gusto así. Pensaba que todo llegaría a su tiempo, y no hallaba razón alguna por la que habría que intentar adelantar todo. Él disfrutaba de su soltería y de todo lo que conformaba su vida.
Su trabajo era una de las cosas que más amaba, dado a que contaba con la oportunidad de dedicarse a lo que siempre deseó y junto a personas que eran realmente maravillosas. No podía evitar sentirse muy afortunado.
