𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝟣: ¿𝐷𝑜𝑛𝑔 𝑆𝑖 𝐶𝘩𝑒𝑛𝑔?

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Nakamoto Yuta era el alfa más perezoso y shy de toda la manada. Se mantenía alejado totalmente de los omegas, y no porque fuese feo o desagradable a la vista, simplemente él no se sentía atraído hacia ninguna.  

Cuando se presentó como un alfa, su padre e incluso su abuelo se atrevieron a armarle citas a ciegas al entonces pelicastaño pero la respuesta siempre era la misma por parte de las omegas: Él no es un alfa de verdad.

Y Yuta no las culpaba, hasta él se cuestionaba si la madre naturaleza no se había equivocado en volverlo un alfa.

Por suerte, cuando Yuta se graduó de la universidad, una oferta de trabajo por parte de una casa productora de Seúl llegó y él no podía estar más alegre. Su madre le pidió que permaneciera en la manada, pero él se negó rotundamente. Así que ella no tuvo opción que apoyar su decisión.

—La próxima vez que regreses quiero verte unido a un Omega, cariño—Dijo la mujer en el oído de su hijo cuando le dio su abrazo de despedida.

Cuando Nakamoto llegó a Seúl, comenzó a vivir con Johnny (el amigo que lo recomendó) las cosas iban bien al principio; dos chicos solteros y jóvenes ganando un buen sueldo

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Cuando Nakamoto llegó a Seúl, comenzó a vivir con Johnny (el amigo que lo recomendó) las cosas iban bien al principio; dos chicos solteros y jóvenes ganando un buen sueldo. Para muchas personas del vecindario les resultaba un extraño el hecho de que dos chicos guapos y autosustentables como ellos estuvieran solteros pero no, Seo Johnny no estaba soltero,
mantenía una relación con el dueño de una pequeña cafetería en una de las zonas más costosas de la ciudad.

Y poco a poco él comenzó a frecuentar el departamento donde vivía su pareja hasta que de pronto despertaba allí, así fue como Nakamoto Yuta decidió mudarse hasta el otro lado de la cuidad, a un complejo de departamentos en una zona menos costosa y más ruidosa, aunque sólo era más familiar que el anterior.

Yuta iba de vuelta del supermercado hacia su hogar cuando lo vio; un joven rubio con caderas un poco abultadas y cintura pequeña. El chico estaba intentando abrir la puerta del complejo frente al de Yuta mientras luchaba por no tirar las bolsas de plástico que tenía en el brazo derecho. 

Nakamoto no supo cuándo fue, pero en un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba detrás del chico rubio.

—¿Necesitas ayuda?—Preguntó con voz grave el de cabellos castaños.

—¡Ah~!—Gritó el chico a la vez que dejaba caer sus bolsas de plástico al suelo.

—¡L-Lo siento!—Balbuceó Yuta perdido en los ojos marrón del rubio el cuál le llevaba centímetros de altura—Y-Yo, te vi en problemas y...— Se agachó para comenzar a levantar las pertenencias del niño con labios rosas y finos.

—Gracias— Respondió con voz dulce una vez el—ahora—rubio le devolvió sus bolsas.

—¿Necesitas que te abra la puerta?— Preguntó Yuta mientras intentaba descifrar el olor tan peculiar que provenía del chico frente a él.

—Sí, Gra-

—¡Winko!—Se escuchó una voz detrás del rubio.

—¡Lucas!—Le respondió el chico flaco y eso inquietó al lobo de Yuta

—Oh ¿Hola?—Dijo un chico alto (demasiado) y con cabellos negros.

—Hyung, él vino a ayudarme— Respondió de nuevo esa dulce voz.

—Mucho gusto, soy Wong YukHei y él es el hermoso Dong Sicheng—El chico pasó uno de sus largos brazos por los hombros del chico rubio después de besar su mejilla derecha y de nuevo algo dentro de Yuta se movió.

—Nakamoto Yuta—Fue lo último que dijo antes darse la vuelta y caminar hacia su edificio sin siquiera dirigir la mirada al rubio.

Entró a su departamento, colgó sus llaves el la pared y se dejó caer sobre su sofá.

—¿Por qué ese chico tenía el olor de ese alfa?—Preguntó en voz alta.

—Acaso... ¡él es su alfa!—Su tono de voz había bajado radicalmente.

—Estúpida pareja de postes —Refunfuñó el de pelos castaños sintiéndose repentinamente triste.

La noche había caído y Yuta se dirigía hacia su habitación pasando por alto el hecho de no haber ingerido alimento alguno desde que llegó, se quitó la camisa azul oscuro y la tiró por ahí sin importarle siquiera en dónde podía caer.

Caminó hasta el balcón y miró el cielo, las estrellas parecían especialmente brillantes esa noche, el de tez un poco pálida miró el complejo vecino y una imagen robó su atención; Dong Sicheng se encontraba boca abajo sobre lo que Yuta supuso era su cama con el teléfono pegado en el oído y hablando plácidamente con alguien. Nakamoto no quitó sus ojos del rubio.

Escaneaba por completo todo lo que estaba a su vista, desde sus uñas bien recortadas, hasta su pequeña nariz fruncida, pasando por su blanca sonrisa y terminando en su espalda baja.

—Oh dios—Fue todo lo que Yuta dijo cuando su vista se posó en el no muy formado trasero de su vecino Yuta sentía que un calor lo recorría desde la punta de su cabeza hasta los dedos de los pies.

Nakamoto entró rápidamente a su casa, cerrando de un golpe la puerta que daba hacia su balcón, se sentó en su cama y sintió cómo los skinny jeans que llevaba puestos comenzaban a apretarle en esa zona de su cadera.

—No, no, no—Entró al bañó abriendo la llave de la regadera. Se despojó de todas sus prendas y entró a la ducha dejando el agua helada correr por todo su delgado y no tan moreno cuerpo.

—No puedo pensar eso de un omega— Se reprendió mentalmente. —Mucho menos de uno que ya tiene un alfa—Dijo de nuevo.

 —Mucho menos de uno que ya tiene un alfa—Dijo de nuevo

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Un Omega Para Nakamoto ‹Yuwin› [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora