Un Omega Para Nakamoto ‹Yuwin› [Adaptación]

ꓛ̶ɐ̶d̶ᴉ̶́ʇ̶n̶ๅ̶o̶ ̶1̶8̶:̶ ̶ꓷ̶ǝ̶s̶ɐ̶ʎ̶n̶u̶o̶ ̶ʎ̶ ̶ɯ̶o̶ɹ̶p̶ᴉ̶p̶ɐ̶s̶

Sicheng continuaba con el ceño fruncido mientras buscaba su calcetín derecho, que por cierto, juraba Yuta lo había escondido para hacer tiempo.

—Por favor, Sicheng. Quédate—Yuta se tiró bocabajo a su cama y Sicheng sacó su cabeza de debajo de la cama que había Sido usada anteriormente por ambos.

—Hyung. No pienso quedarme a ser humillado y avergonzado por los chistes de Chenle frente a tus padres. Además, deberías hablar con ellos y po-ponerlos al día—Terminó de decir con las mejillas calientes y ojos cristalinos.

—Por favor~—Suplicó el alfa siendo más tierno de lo normal.

—Ser lindo no funcionará esta vez, Nakamoto Yuta—Sicheng se puso de pie—Y quiero mi calcetín ahora mismo—Estiró su mano hasta el alfa en espera de su prenda.

Yuta bufó y se levantó de prisa, caminó a su taburete y del tercer cajón sacó el calcetín blanco con pequeños perritos de hoodie amarillo.

—Aquí está—Le entregó al rubio su calcetín y éste prosiguió a ponérselo. Con zapatos puestos, caminó hasta Yuta quién se encontraba con la mirada clavada en el piso y un puchero en los labios.

—Hyung...—Sicheng besó los labios del mayor—No quiero incomodar, es una reunión familiar íntima.

—Tú ya eres de la familia—Sicheng abrazó al Moreno por el cuello.

—¿Qué te parece si hablas con ellos de mí y mañana desayunamos juntos con Lucas?—Besó la mejilla del alfa mientras asentía.

—¿Prometes que desayunaremos juntos?—Frunció los labios y Sicheng lo besó una vez más.

—Lo prometo, alfita~—Yuta lo tomó por la cintura y lo acercó a su cuerpo.

—Eso hiere mi orgullo de alfa ¿Sabes qué es lo que pasa cuando un omega ofende a un alfa?—Preguntó Yuta juguetón y con una ceja alzada.

—No tenemos tiempo, tus padres llegarán en cualquier segundo y debo desaparecer de aquí. Te veo mañana.

—Te amo—Dijo perdido en los ojos de Sicheng.

—También yo, hyung~—Restregó su nariz contra la de su alfa.

Los padres de Yuta llegaron puntuales, algo que no era para nada extraño en ellos. La pelinegra omega, madre de Yuta corrió con los brazos abiertos hacia su moreno hijo. Mientras su padre alfa, sonreía a lado de Chenle a la vez que inspeccionaba el apartamento de su hijo, a pesar de no estar con él desde pequeño, lo amaba igual que a Chenle.

—¿No hay un abrazo para tu padre?—Preguntó el señor Zhong y Yuta sonrió y negó con la cabeza.

—No te lo mereces, papá—Comenzó a caminar hacia el hombre—Mira que mandar a Chenle a vivir conmigo...—Chasqueó la lengua y los cuatro rieron divertidos.