𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚

876 109 17
                                    

( ☆

Ups! Tento obrázek porušuje naše pokyny k obsahu. Před publikováním ho, prosím, buď odstraň, nebo nahraď jiným.

( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝑇𝑊𝐸𝑁𝑇𝑌 )
𝚎𝚕 𝚙𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚋𝚘́𝚟𝚎𝚍𝚊.

La casa de campo de Bill y Fleur se asentaba sola en una roca dando al mar, sus paredes incrustadas con conchas y cal. Era un solitario y hermoso lugar. En cualquier sitio al que fueran dentro de la pequeña casa o de su jardín, podían oír el constante ir y venir del mar. Alaska pasó gran parte de los siguientes días buscando excusas para escapar de la concurrida casa, un deseo incontrolable de disfrutar la vista desde arriba de las rocas, del cielo abierto y ancho, el mar vacío, y la sensación del viento frío y salado en su rostro.

Junto a Tim, aprovecharon el tiempo para ponerse al día. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que pasaron tiempo de calidad juntos, haciendo algo más que deberes. Y ese lugar, aquella hermosa playa que tenían para ellos, fue el lugar perfecto para fingir que todo estaba en orden, cuando en realidad no era así. Fingieron estar libres de preocupaciones, felices mientras disfrutaban de la playa y la arena.

Por alguna razón, durante el atardecer del tercer día, Alaska pensó en Cedric. Aquel lugar le recordaba a él, y solo pudo imaginar lo perfecto que sería todo si él estuviera con ellos en ese momento.

—Alaska —la rubia volteó cuando Harry llamó a su nombre—, Griphook quiere hablar con nosotros.

La chica asintió y se alejó del mar y de Tim, prometiendole que volvería más tarde. Junto a Harry, Ron y Hermione se adentraron en la casa; Griphook les estaba esperando en el más pequeño de los tres cuartos de la casa. Había echado las cortinas rojas de algodón contra el luminoso.

—He tomado mi decisión, Harry Potter —dijo el duende, que estaba sentado con las piernas cruzadas en una silla baja, golpeando los brazos con sus largos y delgados dedos—. Aunque los duendes de Gringotts considerarán esto una traición, he decidido ayudarte...

—¡Eso es genial! —dijo Harry—. Griphook, gracias, nosotros le estamos realmente...

—...a cambio —dijo el duende firmemente— de un pago.

Ligeramente desconcertado, Harry vaciló.

—¿Qué es lo que quiere? —preguntó Alaska dando un paso hacia delante, tenía una idea de lo que podría ser—. ¿La espada?

—Sí, quiero la espada. La espada de Godric Gryffindor.

—No puedes tener eso —dijo Harry de inmediato—. Lo siento.

—Entonces —dijo el duende suavemente— tenemos un problema.

—Podemos darte alguna otra cosa —dijo Ron con impaciencia—. Apuesto a que Lestrange tiene montones de cosas, puedes tomar tu parte una vez estemos en la cámara.

Había dicho lo incorrecto; Griphook se sonrojó furioso.

—¡No soy un ladrón, niño! ¡No estoy tratando de conseguir tesoros a los que no tengo derecho!

en tiempos de guerra ⁷ ━━ harry potter sagaKde žijí příběhy. Začni objevovat