𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚 𝒇𝒊𝒗𝒆

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( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝑇𝑊𝐸𝑁𝑇𝑌 𝐹𝐼𝑉𝐸 )
𝚕𝚊 𝚒𝚗𝚎𝚟𝚒𝚝𝚊𝚋𝚕𝚎 𝚖𝚞𝚎𝚛𝚝𝚎.

El aire limpio les llenó los pulmones al volver al pasillo. La puerta de la Sala de los Menesteres se había desvanecido, y todos se sentaron o se detuvieron a descansar, sin aliento. No había señales de Theodore, Crabbe ni Goyle por ninguna parte.

Se hizo el silencio, sólo roto por los gemidos y toses. Entonces un gran número de enormes explosiones sacudió el castillo, y una gran cabalgata de figuras transparentes pasó galopando en sus caballos, con las cabezas gritando con sed de sangre bajo sus brazos. Alaska y Harry se levantaron tambaleándose cuando el Cazador sin Cabeza pasó y miraron alrededor: la batalla todavía tenía lugar a su alrededor. Podían oír más gritos que aquellos de los fantasmas que acababan de pasar. El pánico la invadió.

—Tim no está. —advirtió Alaska, y Draco se acercó a su lado.

—Debe estar cerca, no pueden haber ido muy lejos —dijo Draco, en un intento de calmarla—. Mi madre estará cuidandolo.

—Se suponía que tenían que volver a la Sala de los Menesteres. —comentó Harry.

—Caray, ¿crees que todavía funcionará después de ese fuego? —preguntó Ron, mientras se ponía en pie, frotándose el pecho y mirando de derecha a izquierda—. ¿Deberíamos dividirnos y mirar...?

—No —dijo Hermione, también levantándose—. Permanezcamos juntos.

—Debemos seguir con la misión —dijo Alaska—. Ya destruimos otro Horrocrux.

—Esto quiere decir, que si podemos pillar a la serpiente...

Pero Hermione se interrumpió cuando gritos y alaridos y los inconfundibles sonidos de duelos llenaron el pasillo. Los mortífagos habían entrado en Hogwarts. Fred y Percy acababan de aparecer a la vista, ambos peleando contra hombres enmascarados y con capuchas.

Alaska, Harry, Ron y Hermione corrieron para ayudarlos, Draco se quedó atrás. Chorros de luz volaron en todas direcciones y el hombre que peleaba con Percy retrocedió con rapidez, entonces la capucha se deslizó y vieron una alta frente y cabello veteado...

—¡Hola, Ministro! —bramó Percy, lanzando una limpia maldición directamente hacia Thicknesse, que dejó caer la varita y se empezó a arañarse las ropas por delante aparentemente con tremendo malestar—. ¿Le he mencionado que renuncio?

—¡Estás de broma, Perce! —gritó Fred cuando el mortífago con el que estaba luchando se derrumbó bajo el efecto de tres Hechizos Aturdidores distintos.

Thicknesse había caído al suelo con pequeños pinchos saliéndole por todas partes, parecía estarse convirtiendo en una especie de erizo de mar. Fred miró a Percy con regocijo.

—Realmente estás bromeando, Perce... no creo haberte oído bromear desde que tenías...

El aire explotó. Habían estado agrupados todos juntos, Alaska, Harry, Ron, Hermione, Fred, y Percy, con los dos mortífagos a sus pies, uno aturdido y el otro transformado; y en esa fracción de segundo, cuando la rubia se sintió volar por el aire, su varita actuó por su propia cuenta. La sintió arrastrar su mano como un gran imán, y vio un rastro de magia salir de su varita cuando su cuerpo se estrelló de lleno contra el frío sueño. Esperaba estar medio enterrada en las ruinas de un pasillo que había sido objeto de un terrible ataque, sin embargo, todo parecía demasiado silencioso. Entonces abrió los ojos.

en tiempos de guerra ⁷ ━━ harry potter sagaWhere stories live. Discover now