Passionflower

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Pasionaria: Sus flores, de unos 5 cm. de diámetro, desprenden un aroma agradable y varían desde colores como el blanco hasta el rosa, pasando por el lavanda pálido o malva. La corona está formada por pétalos rodeados de un círculo triple compuesto por finos filamentos. Posee diminutas espinas alrededor de su tallo. Uno de sus grandes usos es para la reducción de la ansiedad, utilizando con métodos precisos sus pétalos en una infusión. Su significado es el de la pasión, tal como indica el nombre, la locura extrema por temas de ansiedad.

Dejó en el suelo el último cajón de pasionarias, suspirando agotado por la tarea que hacía todos los días de manera reiterada

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Dejó en el suelo el último cajón de pasionarias, suspirando agotado por la tarea que hacía todos los días de manera reiterada. Frotó su delantal verde al notar una pequeña gota de sangre en él, preocupándose y frunciendo el ceño. Miró hacia todos lados deseando que nadie hubiera visto ese gesto, y luego volvió a su sonrisa característica.

Esa camada de flores había sido más bonita que la anterior. El fertilizante que había usado era joven, vigoroso. Un atleta nato, con músculos marcados, ojos cafés, y con una sonrisa brillante. La sangre de aquella última víctima había adornado su patio dejándolo de una manera majestuosa. Sería el más lindo de toda la cuadra por mucho tiempo más, mientras que siguiera con su tarea de enterrar cuerpos como abono para sus plantas.

Pero ahora que había colocado a su sacrificado bajo tierra, ya era hora de conseguir otro, para poder renovar sus suelos. Pero, ¿Quién era lo suficientemente bello para poder tener el privilegio de ser enterrado en el edén de Kim Taehyung?

Rascó su nuca al notar como un camión delante del toldo de su tienda comenzaba a descargar cajas y muebles y los llevaba al local 26. Miró como el resto de los vecinos observaban al nuevo inquilino, posado en el marco de la puerta verde, así que posó sus ojos sobre él. La imaginación de aquél maniático voló por los aires, soslayando la cantidad de flores, ricas en colores y en nutrientes, podría llegar a tener si ese chico terminaba en su jardín. Abrió su boca, maravillado por la inmensidad de la belleza de ese ser espectacular. Alto, pálido, un rostro fino y definido en una perfecta mandíbula. Estrechó sus manos, olfateando lo que podría ser el olor de unas nuevas raíces floreciendo en su patio.

Oía como el muchacho daba órdenes a la gente que estaba a su cargo, dirigiéndolos a ellos y a los objetos que llevaba. Sus tatuajes eran ingenuos, sin significado para un florista, pero con un secreto o una historia oculta bajo la piel de su dueño.

Arrancó uno de las pasionarias, dentro de los pequeños ramos de solo 4 flores. Se dirigió hacia el negocio con su sonrisa enmarcada, algo exagerada, y su sueño de convertir ese cuerpo, ese rostro, en la mayor de las bellezas de la naturaleza.

Aclaró su garganta, haciendo que el chico volteara a verlo. Su expresión era severa, carente de alegría. Lo miró de arriba a abajo, extrañado por su uniforme. Taehyung llevaba sus manos en la espalda, con una de las flores más bonitas escondida tras él. Antes que el otro pudiera decir una palabra sacó a relucir el brote de color violáceo.

- ¿Para mí? - Dijo, su rostro fue más confuso. El chico castaño asintió. Los empleados que iban y llevaban cosas vieron la escena enterneciéndose. Taehyung era una de las personas más queridas de la comunidad. Todos le tenían cariño y ternura. Así jamás despertaría sospechas de sus múltiples asesinatos. -No sé qué decir.

- ¡Bienvenido al vecindario! Soy Taehyung.

-Soy Jungkook. Supongo que eres dueño de la florería. - Movió su cabeza frenéticamente queriendo decir que sí. -Son lindas todas las cosas.

-Tómala. - Le apuntó con el pimpollo y miró marcando más su sonrisa.

Jungkook la agarró, sin un atisbo de delicadeza, pinchando su dedo pulgar con el más mínimo roce de las pequeñas espinas de la flor. Dio un gritito agudo lanzándola lejos.

-¡Oh cielos! Cuanto lo siento, Jungkook. Déjame limpiarte. – Taehyung sacó un pañuelo de papel de su bolsillo y se apresuró a ponerlo en el dedo ensangrentado del otro. Limpió la herida con sutileza. -Estas flores suelen ser peligrosas. - Dijo a modo de broma, el otro fingió entender el chiste.

Observaba la mano del otro con unos pequeños trazos finos y suaves. La tinta negra decorando su cuerpo.

-Son lindos. - Rozó su piel, dándole un ligero escalofríos.

-También tu flor. Debo irme, Taehyung. Mi tienda no terminará de verse bien sin mí. - Miró a los demás, siendo holgazanes, y rodó sus ojos.

Ni siquiera dijo adiós, fue descortés. Se fue con su pulgar dentro de su boca, absorbiendo la sangre de su incipiente lastimadura. Taehyung se agachó a recoger la flor que el otro no se había molestado en levantar. Él ya era inmune al dolor de los cardos. Volvió a su florería dando saltitos alegres. Dentro del local sacó el pañuelo, satisfecho de esa pequeña cuota del cuerpo de Jungkook. Olió su sangre, aun húmeda. ¿Quién sabe a qué clase de flor pertenecía semejante aroma? El dulzor picó en su nariz, no dejándolo olvidar, y deseando saborearlo. Envolvió la pasionaria con esa servilleta sangrada y la puso en una estantería, junto a otras flores también embaladas, ahora marchitas.

Roots Ink; taekookWhere stories live. Discover now