Gypsophila

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Gipsófilas: La planta mide entre 90 y 120 cm. y tiene numerosos ramilletes de pequeñas flores de 3-10 mm de diámetro con cinco pétalos blancos. Florece durante el verano, aunque en las regiones tropicales se cultiva durante todo el año con excepción del invierno, pues es sensible a las temperaturas bajas. Necesita de grandes cantidades de luz solar directa. Es herbácea, que muere en el invierno sin dejar tronco de madera. Se las suele usar en bodas, a pesar de su significado de peligro y socorro.

 Se las suele usar en bodas, a pesar de su significado de peligro y socorro

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Canturreaba mientras armaba una corona de flores. Iba enredando cada pequeño pimpollo entre sí, con los tallos amarrados. Entrelazando con cuidado, no quería romper ningún pétalo pequeñito de las gipsófilas con sus pesadas manos. Estaba leyendo las instrucciones de una página de internet para saber hacerla con precisión. Había medido su cabeza y trenzado dos alambres y luego comenzado a atar la hiedra. Era bastante sencillo y divertido, y el resultado era estupendo. Admiró su "obra de arte", orgulloso de haber logrado ese magnífico adorno. Se lo puso en la cabeza justo cuando entraba un cliente. Era buen modo de atender gente.

-Hola, Yoongi. - Sonrió falsamente. Últimamente le molestaba la constante presencia del moreno cerca de su mejor y único amigo.

- ¿Cómo va? - Respondió, fingiendo ser una persona amable. -Venía a buscarte una nueva camada de esas flores, esas que se fuman. – Taehyung asintió yendo a buscar lo que el otro pedía. - ¿Sabes que si la policía se entera que vendes droga podrías ir preso?

-Yo vendo flores. Lo que decidas hacer con ellas no me incumbe. - Dijo algo irritado, mientras cortaba ese ramo para dárselo al cliente. Yoongi se rio, pues estaba en lo cierto, no podían decirle nada porque él no las vendía como una planta alucinógena.

- ¿Y eso que tienes en la cabeza? ¿También lo vendes?

- ¿Porqué? ¿Pensabas regalárselo a Jimin? - Preguntó en un tono levantando sospechas sobre sus fuertes celos.

-No, ¿tú querías dárselo a Jungkook? - Si Taehyung iba a jugar, Yoongi podía hacerlo también, solo que él lograría ganar. -No te hagas el desentendido, he visto como lo ves. - Dijo al notar la cara de asombro del florista.

-Por favor, déjate de decir tonterías. Ni siquiera me gustan los homb...

- ¿Es broma? ¡Tienes una maldita corona de flores en la cabeza!

-Eso no me convierte en homosexual.

-No, claro que no. Pero eso no quita que lo seas.

-¡Sales con Jimin!

-¡Y tú con Jungkook! ¡Admítelo!

-No salgo con él.

-Bueno, yo sí con Jimin.

-¡Lo sabía!

-¿Qué ganas con saberlo? Sigues aquí y sin Jungkook. - Sonrió divertido y burlándose por su desafortunada vida.

-¡Bien!

-¡Bien!- Lo imitó, riendo y gritando.

-¡Voy a hablar con él ahora!- Se acercó a la puerta con paso firme y decidido, dispuesto a hacer alguna tontería que ni se había puesto a meditar.

-Hazlo, yo aquí te espero.

Abrió, respirando profundo el aire fresco que entró a través del marco verde. Se dio alientos a sí mismo, y avanzó. No tenía pensado que decir, ni porque había seguido un consejo de Yoongi. Se dirigió al otro local, y a mitad de camino se frenó, regresando a su tienda.

- ¡Ni se te ocurra fumar alguna de esas flores! - No dejaba de gritar. Suponía que eso se debía al arrebato de coraje repentino, no por ira.

-Oh, wow. Se enojó la florecita, que miedo. ¿Qué podrá hacerme? - Realmente Yoongi era un idiota con el sarcasmo.

-Matarte- Susurró inaudiblemente, haciendo que el otro no escuchara.

Ahora si estaba seguro de ir al salón de tatuajes. Su rostro estaba enojado, sin razón alguna. Era más bien frustración lo que sentía. Generalmente no le tomaba mucho tiempo enamorar a alguien, y matarlo luego, pero Jungkook era todo un desafío. Maldito niño de sonrisa bonita. Lo odiaba por hacer que lo quisiera y deseara tanto.

Entró, abriendo con fuerza y haciendo que se golpee la puerta al quedar la entrada despejada. Jungkook estaba dentro. Rozando los pequeños músculos de una chica y sonriéndole simpáticamente. Los ojos de Taehyung se podían notar de un tono diferente, inyectados en la tinta del odio y los celos. ¿Quién era esa extraña que se dejaba manosear por su futuro cadáver?

-Hola, Taehyung. - Saludó amablemente a su amigo. -Lisa, ¿podrías esperarme? - Se acercó a él y apoyó su mano en su hombro, dejando ver un nuevo y reciente tatuaje en su muñeca. El florista no entendió su significado, una soga atada. - ¿Qué ocurre? - Miró su corona, y sonrió deseando que se la regalara. Taehyung no dejaba de mirar a la chica con envidia.

- ¿Puedo hablar contigo un segundo? - Incluso su voz se había distorsionado a causa de su mal estar. Lo agarró de donde tenía su nuevo tatuaje, provocándole dolor al otro, intencionalmente. Salieron de la tienda, no sin antes dedicarle una última mirada de odio a la chica.

-Me encanta tu corona. – Taehyung se sonrojó, bajando la cabeza y moviendo su pie derecho de manera tierna.

-La hice yo.

-Amo cada cosa que haces. - Se aclaró la garganta, pensando que eso último no debía haberlo dicho. - ¿Qué sucedía?

- ¿Quieres ir al cine hoy?

- ¿En serio? Quiero decir, ¡sí! - Dijo asombrado y entusiasmado.

-Es una cita, nos vemos.

Se dio la vuelta, dejando al chico de tatuajes con ciertas dudas y un corazón palpitando a mil por hora. Se fue dando pequeños saltos al caminar, haciendo que se le cayera sin darse cuenta su bello adorno floral. Jungkook corrió a recogerlo, y se lo guardó. Adoraba quedarse con las flores de Taehyung.

¿Cómo explicar esto sin que suene horrible? Taehyung solía generarse una buena coartada para que nadie sospechara de él cuando alguien "desaparecía" misteriosamente. Por eso, jamás hallaban los cadáveres en su jardín, ni nunca iban a revisar su patio ni su casa. Él era adorable, ¿quién pensaría en un chico así como principal sospechoso de un crimen? Y resultaba ser una muy buena excusa ir al cine.

Roots Ink; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora