2( II/III)

659 62 45
                                    

•  •  •
Yokohama de noche.

Aquel momento que las llamas del cielo pintan el cielo de azul y negro. En ese momento, en el cuartel general de la Mafia se había iniciado el infierno. Numerosos mafiosos llevando armas, radios y granadas de mano inundaron el vestíbulo frente a la entrada del edificio. Pero nadie entendía exactamente por qué se estaban desplegando allí.

Siendo precisos, se trataba de una operación de infiltración.

Akutagawa había intentado infiltrarse al impenetrable piso superior del edificio de la mafia. Pero no parecía una infiltración exactamente. Esto debido a que Akutagawa había entrado por la puerta principal.

—¡Disparen y mátenlo! –

Innumerables gruñidos feroces, e innumerables cañones escupieron fuego. Caminando hacia el lobby había sólo un intruso. Sin embargo, ni una sola bala dañó a Akutagawa, todas se detuvieron justo antes del impacto y cayeron a sus pies.

—Sal de ahí.— La mirada de Akutagawa ardía y estaba fija sólo al frente. —El hombre de negro, el líder de la Port Mafia. Sal de ahí. Dónde, dónde, dónde estás. –

Nadie entendía lo que estaba pasando.

Incluso el espacio entre sus cabezas había sido cortado.

—Tch. –

—¡No vacilen! ¡Disparen y no dejen que el intruso avance…! –

En el pasillo, las paredes y el techo, flores de sangre fresca florecieron. La ira creada por Akutagawa sopló en la habitación, produciendo gritos y muertes por montón.

—En dónde está. Dónde está el líder.— El rugido de Akutagawa hizo eco.—Que aparezca ¡Hagan aparecer al líder–

Junto a su voz, la tela gris se transformó en garras demoníacas que atravesaron el vestíbulo. Los pilares fueron cortados y las decoraciones destruidas. Detrás sólo quedaban armas cortadas y vacías de munición, y cuerpos devorados. Akutagawa no miró a los cadáveres ni las marcas de destrucción a su alrededor creadas por él. Su vista estaba fija al frente. Subió por las escaleras y atravesó los pasillos. Poco después
de sonar la sirena de emergencia, todos los corredores se cerraron con puertas a prueba de balas e incendios. Pero eso no logró detener el andar de Akutagawa. Con las cuchillas hechas de su ropa atravesó las persianas y pasaba por los agujeros hecho con
calma. Incluso si le apuntaban con armas, o si la barrera lo obstruía, Akutagawa no cambió su expresión. No prestó atención ni siquiera cuando una cuchilla hecha de tela atravesó a un enemigo y llenó el techo de sangre. Prestó su atención a la garganta del enemigo sólo cuando sus gritos tortuosos no fueron más que un ruido haciendo eco fuera de la conciencia de Akutagawa.

Aquella figura ya no poseía rastro de humanidad. Acarreando una muerte fría, un monstruo en prisión. Y hay un sólo destino en su mirada. Lo esperaba en el piso de arriba.

Subió las escaleras y llegó al tercer piso.

El edificio de la Port Mafia era el más alto de la ciudad, a simple vista tenía 40 pisos por sobre el suelo. Akutagawa había alcanzado ya el tercer piso. Aunque es menos del 10% del total, los intrusos que habían llegado a esa altura eran raros en toda la historia de la mafia. Mientras caminaba por el pasillo del tercer piso, Akutagawa se detuvo de repente. Una figura extraña se le paró enfrente.

Era una chica con vestimenta japonesa; de cabello oscuro, pequeños ojos azules y una juventud y atmósfera poco comunes.

Pero lo extraño era la figura detrás de ella.

En primer lugar, la figura flotaba en el aire, sus pies no estaban en el suelo y de hecho, no eran visibles. Su rostro no era visible ya que estaba cubierto por una máscara blanca y elegante, y el cabello largo se agitaba suavemente y se extendía en el aire. En la mano, llevaba una espada con vaina suelta.

Novela Ligera- Beast Bungou Stray DogsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora