dreißig

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Julian

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Julian

— ¿Me dejas pasar? — susurró mirándome nerviosa mientras mordía su labio inferior.

— Por supuesto.

Me puse a un costado de la puerta para que entrara, luego me agaché para poder recoger su bolso, pero ella me ganó la puesta de mano.

Me avergoncé cuando entró y se puso a observar curiosa todo el salón desordenado con las botellas de alcohol que había estado tomando, tomé el pomo de la puerta y la cerré.

— Feliz cumpleaños — me dedicó una sonrisa.

Su presencia aquí era el mejor jodido regalo de cumpleaños que había recibido en mi vida.

La abracé de un solo impulso, la fragancia de su cabello se mezclaba con su perfume favorito, olía a coco, ella soltó el bolso que aún tenía en sus manos y pasó sus delgados brazos por mi espalda mientras me daba leve caricias en ella.

— Gracias —  murmuré — yo... no sé que decirte, nunca pensé que vendrías — me alejé solo unos centímetros para verla.

No la había soltado del todo y ella a mi tampoco.

— Quería venir y estar contigo hoy — sus mejillas se tornaron a un rojo más intenso.

— No sabes lo agradecido que estoy de tenerte aquí Vaitiare.

— No pensé encontrarte aquí.

— ¿En dónde más crees que estaría? — pregunté curioso.

— Celebrando con tus amigos en algún club — se encongió de hombros.

— Lo descarté y no me arrepiento de  mi decisión.

Sus manos dejaron mi espalda y me tensé por un segundo al dejar de sentir su tacto.

Esta vez mi pequeña rubia me tomó de ambas mejillas, acariciándome, no sabía se estaba soñando o si esto era real.

— Es real — me sonrió.

Había pensado en voz alta, «que idiota» murmure en mi mente.

— Ví la entrevista — sus ojos conectaron con los míos y pude descifrar miles de emociones en ellos.

— No pensé que lo harías — confesé sonrojándome, sólo ella podía causar eso en mí.

— Ni yo, pero a veces el destino tiene sus jugadas.

— Todo lo que dije es cierto — susurré colocando un mechón de cabello rubio detrás del lóbulo de su oreja.

— ¿Lo último también?

— Mucho más aún — junte su frente con la mia cerrando mis ojos — te amo y nunca dejaré de hacerlo.

Por varios segundos estuvimos así, dejé un beso en su frente y me alejé un poco para verla.

verzeih mir | julian draxlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora