Óptica y literatura

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Te ví sonreír tímidamente bajo los árboles de la Cañada, por primera vez aquella tarde calurosa, en la que no articulaste palabra.
Te miré en las fotos y relatos de mis amigos, noté tu presencia silenciosa a lo largo de los años.
Te observé con detenimiento, como nunca lo había hecho en una atmósfera seria y fría, diez años después.
Y me di cuenta de cuan lejos estabas del lado mío, cuan cruel es el paralelismo de nuestros caminos. En el cual a tu nervio óptico no le despierto interés...

Ensayos de Cuatro EstacionesWhere stories live. Discover now