Una violeta de los Alpes

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Científicamente hablando, no me precipito al afirmar que la ciudad de Córdoba no es fría. No como antes, como décadas atrás. El efecto conocido como isla urbana de calor, arremete contra el sistema nervioso de todos aquellos que odiamos las altas temperaturas, la humedad, el smog y los insectos. Deshidratación, mareos, nauseas...

Contrera como de costumbre al deseo general de los locales, disfruto del frío invierno. Que dura unas cuantas semanas, semanas salpicadas de altas temperaturas entre medio. Me gusta ver el amanecer tardío y gélido, egoístamente y a costillas de los que sufren enfermedades respiratorias y problemas de tensión. Pero como no está en las manos de ninguno de nosotros ir contra la naturaleza, ergo, controlar los cambios estacionales, es mi placer secreto disfrutar de las bajas temperaturas con poco abrigo y una sonrisa sutil al caminar bajo el cielo gris y los pelados arboles carentes de follaje.

En el frente de casa de mi abuela, tenemos una planta de rosas, oscuras y sensuales. No podríamos llamar rosaleda a tres pobres tallos que desde hace años dependen de un tutor. Así mismo, aunque suene incoherente para esta mujer desalmada y cruel que vive de los fríos, es cuando más disfruto de observar día a día como el tallo se mantiene verde, un verde vivo que indica que en el momento oportuno los brotes se convertirán en la mayor belleza del pequeño y abarrotado jardín delantero.

En realidad, me gusta mucho más el aroma de los jazmines, teníamos un masetero enorme y repleto en la terraza, pero el sol rostizó la planta y la verdad como para que no, si el sol en esta zona es fuerte y mortífero desde septiembre hasta abril. Pero esa es una apreciación personal y poco objetiva, en consecuencia: no válida.

Y más allá de todo, la Violeta de los Alpes, es mi alma gemela. No tengo idea de que significa esa flor... pero ella luce deslumbrante y altanera mientras más bajan las temperaturas, sonriendo discretamente mientras sus vecinas se congelan lentamente, pero ella no se concentra en las demás. Ignora no por despiadada sino, más bien, porque esta muy concentrada en su goce, goce a la que ninguna de las otras plantas renuncia en los 8 o 9 meses de calor en plena Ciudad de Córdoba a pesar del sufrimiento de la pobre violeta. Su merecido respiro y descanso... Porque no será la mas bella, no se usará en ramos de novias, ni adornará coches fúnebres, pero ya sea en medio de un risco o en la maceta al lado del asador, se lleva toda mi gratitud y admiración.


Ensayos de Cuatro EstacionesWhere stories live. Discover now