Capítulo 2: "Muldraugh"

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Para salir a las zonas de exploración, es decir, afuera del refugio, necesitamos cubrirnos de pies a cabeza con un traje aislante y una mascarilla de gas y volver lo antes posible para desinfectarnos. Una persona tardaba catorce días en enfermarse; hoy, son solo 24 horas.

El riesgo de los que salen es alto. La contaminación está en el aire como un elemento detonante. Si eres infectado, mueres o te conviertes en una de esas cosas que vagan solo por inercia y atacan porque el instinto así se los demanda. Un toque de ellos, una respiración cercana, puede terminar en un contagio.

Ser parte de los exploradores es un reto que al comienzo no quería correr, pero ver que Dan era el único de la familia que arriesgaba su trasero por nosotros me impulsó a querer ser de ayuda, sobre todo teniendo en cuenta que yo soy la mayor.

Ir a Muldraugh consta en un viaje de dos horas por la carretera principal. Es una ciudad grande, llena de sitios interesantes. Antes de que la pandemia se extendiera, mi familia y yo la visitamos para las fechas de festivales. Fue toda una lástima saber que fue uno de los sitios con más infectados.

Recordar momentos del pasado me pone melancólica. He visto morir a tantas personas que ya no llevo una cuenta clara.

Lo que sí tengo claro es que si el contagio no nos mató, seguro lo hará Gael. No sé quién demonios lo puso al volante, pero maneja como un borracho. La camioneta es grande y no teme en hundir el acelerador. Anais va a su lado aferrándose a su asiento porque si llegamos a chocar, será la primera en salir volando.

A unos kilómetros de Muldraugh baja la velocidad. Va a darnos más indicaciones.

—Si mis cálculos no me fallan, en media hora llegaremos a nuestro objeto. Anais, saca el jodido mapa de la guantera. —Su mano derecha obedece—. Nuestro objetivo principal es abastecernos de comida, pero también es importante buscar medicamentos. El puesto médico de la ciudad queda en un sitio mucho más apartado que los puestos de comida. Lo que haremos será lo siguiente: Anais y Marchant  irán por los medicamentos, ya que son los más rápidos. Marchant dos y yo nos ocuparemos de la comida.

Por primera vez escucho a Gael tan serio, comprometido y sin echar una grosería cada dos palabras. Esto es un milagro.

—¿Tienes hombros fuertes? —me pregunta con la mirada puesta en el espejo retrovisor.

—Sí.

—Bien, porque vas a tener que cargar dos bolsos con comida.

Algo me dice que las bolsas del supermercado que cargaba antes del desastre no serán nada comparado con lo que se viene.

El resto de la explicación se la deja a Anais. Ella se dirige especialmente hacia mí.

—Esta es tu primera salida y hay muchas cosas que en los entrenamientos no podemos explicarte, necesitas vivirlo, pero una de las cosas importantes que necesitas tener en cuenta es que los Merodeadores y Ahogados son muy agresivos al escuchar ruido. No permitas que te toquen, muchos menos si tienes alguna rasguñadura en tu traje. Evítalos. Y evita romper tu traje. No te quites la mascarilla bajo ninguna circunstancia. Vamos a entregarte una pistola y un cargador. Lo recomendable es que la uses solo en casos extremos.

—¿Y ese caso extremo es...?

Dan forma una pistola con su mano y la lleva a su sien.

—Suicidarte.

—Si llega a ocurrir algo malo recuerda que tienes 24 horas para pensar en el suicidio en caso de que no quieras convertirte en uno de ellos. Ningún infectado puede atravesar la puerta del refugio, ¿queda claro?

P. AWhere stories live. Discover now